Los márgenes. Ese es el objeto de estudio de la fotógrafa gallega Lúa Ribeira, que este jueves ha presentado su última exposición, Subida al cielo, en la sala Kutxa Artegunea de Tabakalera. Ribeira, la tercera fotógrafa española en pertenecer a la agencia Magnum en calidad de asociada, ha estado acompañada por la directora de Arte y Patrimonio de la Kutxa Fundazioa, Ane Abalde, y por Sonia Berger, directora de la editorial Dalpine, que ha comisariado la muestra junto a la propia autora, que ha decidido exhibir su visión periférica de la sociedad a través de 74 imágenes agrupadas en cinco categorías, así como material complementario con el que se puede descubrir su proceso de creación. La sala de exposiciones exhibe en sus dos pisos fotografías tomadas entre 2016 y 2020, que nacen del “reconocimiento de la vulnerabilidad sociohistórica de su identidad gallega”.

Centrada en reflejar contrastes, brechas sociales y las alteridades, la artista reconoce la importancia de la “subjetividad” del hecho fotográfico. Es decir, que la verdad sobre aquello que ha registrado durante estos años se encuentra no en lo acertado o no del objetivo de su cámara, sino en el propio espectador. Su aportación personal sobre el trabajo de Ribeira es lo que, a juicio de la artista, completa la obra.

La muestra se abre con la serie de fotografías que da nombre a la misma: Subida al cielo. Comenzó a desarrollar este proyecto en 2017 y lo ubicó en Reino Unido, concretamente, en Bristol, ciudad en la que reside la gallega. Estas instantáneas, que buscan conformar “imágenes mitológicas o atemporales en relación al dolor” como experiencia unificadora, se centran en retratar a personas afectadas por la crisis de la vivienda que Ribeira retrató en parques. 

De esta manera, describe, las imágenes, que tienden a la evocación y no a la literalidad y de las que se omite el contexto, son “el resultado de la coincidencia de dos tipos de retratos, uno que pertenece a la realidad más mundana, en la que se sufre, se piensa, se mira y se suena, y otro que remite al objeto de esos pensamientos o sueños, la imaginación, la mitología y sus criaturas, la dimensión que alivia, calma y asusta”.

El recorrido continúa con Aristócratas, que registra a un grupo de mujeres con discapacidad intelectual de Galicia, a las que atiende una institución religiosa de la región. En este caso, la fotógrafa pone su mirada en la idea de “capacidad” y de qué es lo que hace que este tipo de colectivos se instalen en los márgenes de la sociedad.

El siguiente alto en el camino se titula Las visiones y se compone de imágenes tomadas en el municipio cordobés de Puente Genil durante la Semana Santa de 2019. Pese a registrar una celebración religiosa –una procesión–, como en la mayoría de las fotografías que se exhiben, Ribeira prescinde de cualquier tipo elemento que llegue a explicar y ensalzar la espiritualidad del evento, destacando en todo ello lo mundano.

Por último, el piso superior de la sala Artegunea se ha destinado a un par de series en las que la fotógrafa ha trabajado al realidad de la migración y las fronteras, eso sí, desde una perspectiva alejada al fotoperiodismo y en la que destaca la ambigüedad de lo que se está viendo. Así, La jungla habla de la división entre México y EEUU, un proyecto que nació como una experiencia colectiva con otros compañeros de la agencia Magnum que compartían sus mismas inquietudes y enfoque.

En Los afortunados salta de la frontera de EEUU a la de Melilla, para retratar a un grupo de jóvenes que buscan lograr una vida mejor en Europa. La fotógrafa opta por la metáfora y la alegoría a la hora de representar las situaciones que los migrantes viven en su particular odisea.