La ópera tendrá, un año más, su espacio dentro de la programación de la Quincena Musical. Se trata de la 8ª Sinfonía de Mahler y el oratorio Edipo Rey de Stravinsky, siendo este último una producción nueva. "Un festival como éste tiene que producir, tiene que generar ideas nuevas" y "tener un corazón propio", ha dicho este viernes el director de la Quincena, Patrick Alfaya, en la presentación del cartel de esta 84ª edición, que tendrá lugar entre el 3 de agosto y el 1 de septiembre.

El acto, que ha tenido lugar en el Museo San Telmo, ha contado, además de la de Alfaya, con la presencia del autor de dicho cartel, el artista Txomin Badiola; el consejero de Cultura y Política Lingüística, Bingen Zupiria; la diputada foral de Cultura, Cooperación, Juventud y Deportes, María José Tellería; y con el concejal de Cultura y Euskera de Donostia, Jon Insausti.

Edipo Rey es una creación operística "un poco diferente", tal y como ha explicado el director de la Quincena. Esta obra, basada en la tragedia de Sófocles, es un oratorio de una hora de duración, breve si se compara con los programas de la mayoría de óperas, que habitualmente suelen ser "más largos". Esta vez, la música de Stravinsky será interpretada por la Orquesta Sinfónica de Bilbao.

En cuanto a la 8ª sinfonía de Mahler, “la más grande que escribió” el compositor austríaco, vuelve a la Quincena Musical después de "muchísimo tiempo". La última vez fue hace aproximadamente dos décadas, cuando "era gerente de la Sinfónica de Galicia, la orquesta que lo interpretó", ha recordado Alfaya. Esta vez será Euskadiko Orkestra la protagonista de esta ópera sinfónica.

Un cartel en el que se fusionan Badiola y Oteiza

Por otro lado, ya se conoce cuál será el cartel que represente la Quincena Musical de este año; una creación del artista bilbaíno Txomin Badiola, inspirada en la obra del escultor donostiarra Jorge Oteiza, coincidiendo con el vigésimo aniversario de su muerte.

El rótulo refleja, en tonalidades cálidas que van del naranja al marrón, el mural en relieve Homenaje a Bach, que el artista guipuzcoano realizó en 1956; originalmente se encontraba en una residencia privada, aunque actualmente se halla en la colección del Museo de la Universidad de Navarra. Para elaborar el cartel, Badiola se ha basado no tanto en la pieza en sí, sino en algunos bocetos en yeso, "más plásticos", con los que el artista vizcaino se ha sentido más cómodo a lo largo de su proceso creativo. Una labor en la que las melodías están muy presentes; "solo puedo trabajar con música horrorosa, con música deleznable", ha reconocido, "es la que mejor me funciona".

Sin embargo, esta no fue la única opción que Badiola se planteó para conformar el rótulo con la temática propuesta desde la propia organización de la Quincena. Así, tuvo en cuenta otras dos "aproximaciones": por un lado, la figura de Oteiza, partiendo de una imagen de "carácter espectral" del escultor; y, por otro, una de sus famosas cajas, muy presentes en la trayectoria artística del escultor, con la singularidad de que la que Badiola contempló era una caja abierta y no cerrada.

Este cartel, no obstante, difiere de las obras habituales del artista bilbaino. "Intento separar este tipo de encargos de mis trabajos", ha confesado, ya que estos "oponen una resistencia a ser consumidos" y, por el contrario, el objetivo de un rótulo es "lo contrario", al tratarse se un elemento informativo que pretende llegar al mayor número de personas.