El patrimonio cultural vasco conserva importantes villancicos históricos euskaldunes. Los tres más cantados quizás sean en estos días Olentzero, Hator, hator, y el conocido como Mesias sarritan, que curiosamente se gestó con título original en castellano como Al nacimiento del hijo de Dios. El dedicado al carbonero es de autor anónimo, el segundo es de Jesús Guridi, y el mesiánico, del vizcaino Bartolomé de Ercilla, partitura que cumple 130 años, ya que se estrenó el 25 de diciembre de 1892 en la parroquia de Santa Ana de Durango.

La filóloga y documentalista Marian Díaz Gorriti es la biógrafa por excelencia de este último autor que se codeó con “la crème de la crème de la época” como fueron, entre otros, Miguel de Unamuno y Julián Gayarre. Tras años dedicados a investigar su figura y publicando cada año de forma excelsa un libro o un CD que pone en valor las creaciones del pianista, compositor y director del Orfeón Iparaguirre o de la Coral bilbaina, estos días aporta un capricho, un single en vinilo que cuenta en la cara A con un solo a txistu, fragmento del zortziko Belengo portalian interpretado por el txistulari Iker Sagalá y una pieza narrada sobre el estreno, publicación e interpretaciones en la época de Ercilla en la voz del exprofesor de literatura Carlos López Pardo. La cara B del disco, que se puso a la venta en la Durangoko Azoka, ofrece el Mesias sarritan interpretado por el coro Bogoroditsie acompañado por Herri Maite akordeoi taldea. Completa la joya musical, un solo de Belengo portalian cantado por la soprano Bidane Txopitea. “A diferencia de otros villancicos anónimos, populares, este es de autor, dato importante”, enfatiza Díaz Gorriti. Asimismo, apostilla que Ercilla, nacido en 1863 en Durango, llevó a cabo una meritoria y prolífica labor a pesar de que falleció con apenas 35 años.

Compositor

Aunque algunas personas más también se han iniciado en el estudio del autor, no han alcanzado los máximos de esta apasionada filóloga vizcaina. “Bartolo es uno de mis grandes amores. Yo soy de amores platónicos”, sonríe y va más allá: “Fue un artista bohemio, alegre y generoso, un músico que, a pesar de su obra, es autor de unos zoztzikos maravillosos y de un villancico legendario. El autor ha permanecido invisibilizado a lo largo de los años. No sé si voluntaria o involuntariamente, tal vez su persona no fuera entendida por la mojigatería de sus coetáneos en Durango y es entonces cuando empieza su condena al ostracismo”, explica.

Díaz Gorriti ha contado con el reconocimiento del malogrado editor Leopoldo Zugaza –fallecido el pasado 2 de noviembre–, hombre erudito que supo reconocer desde el principio la valía de este trabajo que no solo versaba sobre Ercilla, sino también recuperaba la historia del Durango de finales del XIX reflejada en la prensa de la época.