¿Cuántos trailers fueron necesarios para que la colección Luis Gasca fuese transportada desde su residencia de Barcelona a dependencias de la Diputación? Entre los que conocieron a este teórico, la respuesta a esta pregunta varía, dada la querencia hiperbólica del propio Gasca. “A mí me llegó a decir que fueron doce, porque los Rolling Stones viajaban con diez y él decía que había superado a los Rolling”, afirmó ayer divertido uno de los visitantes al Archivo Provincial de Oñati, en un viaje organizado por el Gremio de Libreros de Gipuzkoa, con la complicidad del Koldo Mitxelena, para dar a conocer el fondo gráfico y de cómic histórico y contemporáneo de la Diputación. Además de la primera ganadora del Euskadi de Plata en categoría de cómic Teresa Valero; también visitaron el centro representantes del sector, entre los que se encontraba su presidente, Adolfo López Chocarro, y también Ramón Zalacain, responsable de la librería Armageddon, la decana de las tiendas de cómics en Gipuzkoa, así como un grupo de fieles clientes amantes del noveno arte. 

No se sabe cuántos fueron los camiones y siempre es más bonito agarrarse a la leyenda, pero lo que sí se sabe es que la colección de Gasca es inmensa. Era un coleccionista compulsivo, obsesionado con “la imagen”, que era capaz de comprar dos ejemplares del mismo cómic, uno para guardar y el otro para recortar y clasificar en carpetas. El Archivo cuenta con 30.000 documentos –una pequeña muestra ha podido visitarse en la exposición dedicada al donostiarra en Okendo y aún se encuentran documentando parte de los dosieres– de una colección que se centró no solo en el cómic, también en el cine, en la imagen, en la cultura pop y en el erotismo.

Detalle de uno de los originales que alberga el Archivo de Oñati. Gorka Estrada

La documentalista Irune Arnaez fue la encargada de guiar la visita por las diferentes estancias en las que se guardan los fondos, que desde 2004 –cuando el Koldo Mitxelena adquirió los volúmenes de Gasca– se han ido ampliando con más cómics, revistas, originales de autores vascos y fanzines – la fanzineteca de Arteleku también se halla en Oñati–. 

Entre los documentos más antiguos que se exhibieron se encuentra El tiburón, un almanaque humorístico catalán ilustrado de 1863. También cuentan con originales de Eguillor para sus trabajos con Atxaga; números de las revistas ilustradas de todas las épocas, desde las previas a la Guerra Civil como Txistu (1927) o Poxpolin (1935), hasta más recientes como Napartheid (1988), Ipurbeltz (1977-2008) o Habekomik (1982-1991), todas en euskera.