La diversidad musical fue protagonista anoche en la Plaza de la Trinidad, donde las actuaciones del Jazzaldia consiguieron evocar las distintas aristas presentes en el jazz.

La encargada de abrir la noche fue Amina Claudine Myers, uno de los premios Donostiako Jazzaldia de este año, con una carrera igual de extensa como variada. Las canciones de las que el público pudo disfrutar fueron un constante tributo a las bandas negras de gospel de los años cincuenta; género en el que, por otra parte, se desarrolló la artista durante su niñez. El segundo concierto lo protagonizó Ben Lamar Gay, con una música inconfundible e imposible de definir en un sólo género. Sus melodías fueron un eco de estilos tan diversos como el jazz de vanguardia, el indie-rock o la bossa nova, de tal manera que, a pesar de estar en Donostia, pudo englobar la esencia de distintos puntos del planeta, a modo de un necesario abrazo global.