Compositor, vibrafonista, arreglista, percusionista, profesor, director... La lista de adjetivos que describen a Mulatu Astatke es tan amplia como su carrera musical. Donostia se rinde mañana a los pies de quien es considerado el padre del Ethio-jazz para hacerle entrega del premio Donostiako Jazzaldia; antes, esta noche, se podrá disfrutar del concierto que ofrecerá en el escenario del Espacio Keler, ubicado en La Zurriola.

Nacido en 1943 en la localidad de Jimma, al oeste de Etiopia, Astatke fue abriendo las puertas que iba encontrando cerradas en su camino vital desde muy joven. Tras su paso formativo por el Trinity College of Music de Londres, en 1958 se convirtió en el primer alumno africano en ser aceptado en la prestigiosa Berklee College of Music de Boston y también el primero en adquirir un doctorado en la misma institución.

Con el conocimiento adquirido en vibráfono y percusiones en Berklee y lo aprendido y escuchado en el circuito musical neoyorquino por el que se movió después, volvió a su tierra natal en 1969. Desde la capital, Addis Abeba, creó un nuevo estilo al que denominó como Ethio-jazz, una fusión de la música tradicional etíope con el jazz y los ritmos latinos que no todo el mundo entendió en sus inicios. “Ahora tenemos muy buenos músicos e infinidad de instrumentos. No cabe duda de que Etiopía es uno de los países más ricos del mundo culturalmente hablando, pero al principio aquella fusión fue muy difícil”, ha llegado a recordar Astatke en alguna entrevista.

Las melodías inusualmente llenas de ritmo que componía, alejadas del jazz más clásico, le valieron la admiración de artistas como Duke Ellington, con el que trabajó en los dorados años 70, durante los que se prodigó especialmente en Etiopía. Su éxito coincidió en el tiempo con el florecer revolucionario de otros artistas africanos, como Fela Futi y su afrobeat.

Posteriormente, su música volvió a popularizarse en 1998, cuando se inició la serie de discos Ethiopiques, que hasta el día de hoy lleva publicadas una treintena de volúmenes.

El siguiente boom llegó en 2005, cuando el director Jim Jarmusch, fan de sus canciones, utilizó, tras pedirle permiso a Astatke, siete de sus temas para acompañar el trama de Flores rotas. La película tuvo un reparto donde destacan figuras como Bill Murray, Jessica Lange o Sharon Stone y fue premiada en el Festival de Cannes.

Ahora, casi 20 años después, sus acordes sonarán por vez primera en Donostia, tras su paso por Oslo, Ámsterdam, Casablanca o Berlín en los últimos dos meses. Le acompañarán sobre las tablas James Arben, Byron Wallen, Danny Keane, Ben Brown, John Edwards y Richard Olatunde Baker, con una música que muestra orgullosa la dualidad sobre la que se basa, reflejo de la propia existencia vital de Astatke.