Tras una década recorriendo el mundo, el renovado show The Hole X vuelve a Donostia este miércoles, 13 de julio, con una mezcla de humor, teatro, circo y erotismo, tal y como cuenta a este periódico uno de sus maestros de ceremonias, el actor Canco Rodríguez. En tiempos de incertidumbre, este intérprete reivindica el valor de la cultura y hace suyo el mensaje del espectáculo teatral: cuando se toca fondo, es posible salir a la superficie.

Teatro, cabaret, humor… ¿Qué es The Hole X? ¿Se puede describir como un solo género o es una mezcla de todos ellos? 

Es una mezcla de muchísimas disciplinas en un mismo espectáculo. Yo creo que el sello de The Hole prácticamente lo reconoce todo el mundo, haya ido o no haya ido a los espectáculos anteriores. Pero sí, claro, es un show que está bañado por la comedia, por el circo, por la danza y sobre todo por el erotismo, que es la chispa y la seña de identidad picante de The Hole.

¿Qué se encontrará el público que acuda a ver el espectáculo? 

Se va a encontrar un nuevo espectáculo. Como celebramos los 10 años de The Hole y en este espectáculo traemos personajes que aparecían en los anteriores, como los bailalongos, las supernenas, o incluso el bingo que se hacía en The Hole 2, hay gente que ha podido pensar que es un refrito de números anteriores de The Hole y la verdad es que no es eso. Es un nuevo show, con una nueva dramaturgia, con una nueva aventura que le ocurre al maestro de ceremonias, que es el hilo conductor de todos los espectáculos, y donde ocurren cosas nuevas. En el primer The Hole, el maestro de ceremonias presentaba en sociedad al amor de su vida, que era una rata; en The Hole 2, era la boda, cuando el tema era para toda la vida; y en el Zero, era el primer encuentro entre el maestro de ceremonias y esta rata. Este The Hole son diez años después de relación y, además, habiendo vivido entremedias una pandemia con un confinamiento juntos. Se intenta empezar a tratar con humor, en la medida de lo posible, esta época tan desagradable que nos ha tocado vivir.

¿Acepta la sociedad mejor a día de hoy este tipo de propuestas inusuales a cuando usted empezó en la obra?

The Hole tuvo mucho impacto hace 10 años, cuando comenzó con la primera puesta en escena, pero creo que, cada año, la gente lo ha recibido muy bien, porque finalmente, el mensaje desde The Hole, más allá de los desnudos, más allá de la comedia, más allá de todo, es tan simple como vive y deja vivir. Un mensaje que necesitamos recordarnos continuamente. El de ahora, el mensaje que manda, claramente, es vive ahora el presente y deja de hacer planes, porque ya hemos comprobado que todo se puede ir a la mierda en un segundo, por llamarlo X.

Usted comenzó en The Hole 2. ¿Qué tiene este proyecto, que le hace seguir repitiendo en él?

Hice The Hole 2 durante 2 años, luego hice un tiempo The Hole Zero, y cuando terminé, dije no quiero volver más. Porque es un espectáculo que, a la vez que es maravilloso, es muy agotador; porque son mínimo dos horas y media, y de ahí para arriba, según la reacción y respuesta del público. Entonces, dije que no volvía más, pero es que es adictivo. Porque ver al público, cómo se pone durante el espectáculo, que es como un concierto de rock and roll: la gente se levanta, la gente grita, la gente se ríe, la gente se emociona… Llora muchísimo, en el monólogo final, sobre todo, que es la parte más sensible del show. Es cuando tenemos a la gente ya más vulnerable, después de haberle metido miedo con los acróbatas, de haberse reído, de haberse excitado con los bailes, cuando los tenemos más vulnerables, les cantamos el mensaje de sé feliz, te lo mereces, nadie va a ser feliz por ti, vive la vida… se emociona muchísimo. Estos es lo que tiene The Hole, esto es lo que lo hace adictivo, el mensaje final.

Una escena del espectáculo 'The Hole X' N.G.

Ha trabajado tanto en teatro, como en cine o televisión. ¿Tiene un favorito? 

Cuando me preguntan cuál es mi preferencia, si el cine, el teatro o la tele (que, por suerte, soy afortunado, siempre lo repetiré), siempre les digo que echo de menos lo que no hago. Me gustan todos los géneros y me gusta hacer cine, me gusta hacer tele y me gusta hacer teatro. Cuando llevo mucho tiempo en el teatro, quiero hacer una película; cuando llevo mucho tiempo haciendo películas, quiero hacer televisión, quiero una serie. Siempre quiero lo que no tengo; es lo que me hace también ser un culo inquieto y nunca relajarme ni acomodarme en lo que tengo.

“Trabajar es un triunfo abismal; hay muy poco trabajo para la cantidad de profesionales que nos dedicamos a esto”

Su carrera se ha desarrollado en gran parte dentro de la comedia. ¿Qué ofrece este género a un intérprete que no lo hagan otros? 

Generalmente, los actores, e incluso directores, cuando hacen un buen trabajo, les suelen salir trabajos del mismo perfil. En mi caso, que controlo la comedia y, creo, aunque suene mal decirlo, que la hago bien, la mayoría de los proyectos que me llegan son de comedia. Eso no quite, justamente, que sea un aliciente para que siga peleando, intentando demostrar que me gustan los dramas, y que sigo seduciendo a los directores de casting, a los productores, para que me ofrezcan estos papeles dramáticos que no me llegan con tanta frecuencia como la comedia. Pero trabajar, de verdad que es un triunfo abismal; hay muy poco trabajo para la cantidad de profesionales que nos dedicamos a esto. Hacer comedia también es una profesión muy compleja y que me siento muy orgulloso haciéndola y, por supuesto, teniendo buenos resultados al final.

¿Dónde están los límites del humor? ¿O no debería tenerlos? ¿Van cambiando con el tiempo? 

Yo creo que el límite del humor se encuentra en quien recibe la comedia, más que en quien la lanza. Porque quien lanza la comedia da por hecho que todo lo que hace es bajo un concepto de crítica, bajo un concepto de reírnos de una desgracia o suavizarla. Creo que nadie hace comedia para herir o para molestar a la audiencia. Pero sí es verdad que, a veces, la comedia hace daño o molesta a la audiencia. No sé si el límite debe estar en la comedia o la audiencia debe ir a terapia y resolver sus problemas antes de ir a un espectáculo de comedia. Es como la gallina y el huevo.

“Creo que cuando uno pasa una época dura, de repente ocurre un sentido de purificación a veces inexplicable”

En la obra se dice que hay que estar en el agujero para salir del agujero. ¿Es esto también aplicable en la vida real?

Es completamente aplicable, por eso se dice. Creo que en las dificultades, en los malos momentos, te rehaces, te construyes, empiezas de repente a valorar las cosas importantes en tu vida, empiezas a tomar conciencia de quién eres. No te digo que sea necesario pasarlo mal para conocerte, pero creo que cuando uno pasa una época dura, de repente ocurre un sentido de purificación a veces inexplicable. El mensaje que se manda es si estás en el agujero, tranquilo, porque vas a salir. También te digo que volverás a entrar y también te recuerdo que volverás a salir. Porque hay que estar en el agujero para salir del agujero. Siempre. Y más ahora, en esta época de pandemia que todos hemos vivido, que hemos estado en el agujero, también es un mensaje de que todo el mundo se relaje y que sepa que se sale; que se sale y saldremos.

En unos tiempos tan inciertos y polarizados como los que se viven, ¿es la cultura un nexo de unión entre diferentes? 

Creo que la cultura es tan necesaria como el agua. Pero no lo digo yo; es que es así. A mí me hace mucha gracia cuando dicen la televisión va a acabar con el teatro; el cine va a acabar con el teatro; internet va a acabar en el teatro. La cultura, tanto teatral, como la propia música, no es algo, creo, que podamos elegir; ocurre. Forma parte de nuestra propia vida; vivimos con el ritmo de nuestro propio pulso, de nuestro propio latido del corazón. Vivimos con un ritmo, una frecuencia, que es incontrolable. No puedes vivir sin que tu corazón lata. De esa misma forma, no puedes vivir sin ritmo; y el ritmo se da a la música. La música es cultura, la sientes. Lo que hay que hacer es darle valor; darle valor desde los colegios, desde la propia cultura, desde la propia política. Por supuesto, que se deje de politizar la cultura, aunque haya personas de la cultura que politicen la cultura, aunque haya políticos que politicen la cultura. La cultura, si se tiene un mínimo de inteligencia, debes entender que no pertenece a partidos políticos. La cultura pertenece al ser humano; es un derecho humano, es una necesidad humana. Es como decir que la naturaleza es de derechas o es de izquierdas. Es absurdo. La naturaleza no es nada; la naturaleza es naturaleza, y la cultura es cultura. Y es imprescindible. Creo que, a día de hoy, la gente está muy confundida con la palabra cultura.