- Tras año y medio de pandemia, los conciertos sinfónico-corales volverán hoy con fuerza a la Quincena Musical de la mano de dos conjuntos más que habituales en este festival, en un contexto de normalidad, claro. La Euskadiko Orkestra y el Orfeón Donostiarra interpretarán en el Kursaal un programa, presentado ayer en el propio auditorio, en el que destaca la composición Cristo en el Monte de los Olivos, el único oratorio de Ludwig van Beethoven, una partitura escrita por el austríaco en solo dos semanas.

Víctor Pablo Pérez, que actuará hoy como batuta invitada de la orquesta y del orfeón, recordó que esta obra fue creada en 1802, después de un periodo de quince años en el que el austríaco no escribió ni una sola nota para un coro. Según declaraciones recogidas por Efe, el también director artístico y titular de la Orquesta y Coro de la Comunidad de Madrid aseguró que este oratorio es una obra “rotunda”, de gran “exigencia vocal” y en la que no habrá lugar para el “aburrimiento”.

Esta partitura “retrata a Cristo buscando consuelo en el huerto de Getsemaní, agobiado por la duda y la perspectiva de sacrificio, mientras espera la llegada de sus captores”. En su estreno fue acogida con tibieza, pero “sirvió al compositor para aprender cómo trabajar el coro y los recitativos, arias y conjuntos de los solistas, lecciones que le resultarían muy útiles dos años después en la creación de su única ópera, Fidelio”, recordó, además, la Quincena Musical en un comunicado.

Para esta parte del programa, el Orfeón Donostiarra y la Euskadiko Orkestra contarán con tres destacados solistas vocales. La soprano Iwona Sobotka, ganadora del Concurso Internacional de Música Queen Elisabeth en Bélgica, interpretará al ángel Seraph; el tenor tiñerfeño Airam Hernández, por su parte, será Jesús; mientras que el bajo Frederic Jost se meterá en la piel de Pedro. El director elogió el “virtuosismo llevado a límites” de todos los solistas y la “brillantez extraordinaria” del coro y la orquesta para bordar “los contrastes y las sutilezas” que impregnan esta obra de “intensidad impresionante”.

El oratorio Cristo en el Monte de los Olivos será la última pieza que se interprete en el recital de esta tarde, que también incluirá otras dos “hermosas” muestras de música sinfónico-coral. El programa se abrirá con las Letanías a la Virgen Negra de Rocamadour, escrita por Francis Poulenc tras la muerte del compositor Pierre-Octave Ferroud en 1936. El fallecimiento de su íntimo amigo provocó que Poulenc retornase a la fe después de más de una década alejado de ella. Cinco días después del accidente automovilístico que arrancó la vida de Ferroud, Poulenc visitó el santuario de Rocamadour, en Occitania, y tras quedar impresionado por la “paz extraordinaria” del lugar comenzó a escribir sus letanías.

Después de esta pieza, la Euskadiko Orkestra y el Orfeón Donostiarra abordarán otra pieza de corte sacro, la Misa de los pescadores de Villerville, de Gabriel Fauré, que escribió a cuatro manos con su alumno André Messager. Ambos solían visitar Villerville, municipio costero de Normandía y se hospedaban con unos mecenas locales. Fue en el verano de hace 140 años cuando surgió la idea de que escribieran juntos una pieza dedicada a los pescadores de la localidad. En un inicio fue estrenada en la parroquia del lugar por un coro formado por mujeres de Villerville. Aunque en el estreno participaron alrededor de una decena de voces, con un armonio y un violín, Messanger escribió la versión que se escuchará esta tarde en el auditorio del Kursaal.

Debut. La pianista de culto japonesa Mitsuko Uchida debutará mañana en la Quincena Musical con un concierto dedicado íntegramente a Franz Schubert, concretamente a dos creaciones del final de su vida: los Cuatro impromptus D935 y la Sonata en sol mayor D894. Se trata de unas piezas que influyeron notablemente en la juventud de Uchida, una instrumentista de culto que ha actuado en raras ocasiones en la Península Ibérica. “Sentí que Schubert era un alma gemela mía, alguien con el puedes estar a solas. Mozart corre a tu alrededor, conversa contigo, te persigue; siempre está pasando algo con su música. Pero Schubert es un solitario, así que todas las almas solitarias se emocionan con él”, afirmó Uchida en una nota de prensa remitida por la Quincena Musical.