as canciones siempre han sido un buen sitio donde refugiarse”, defendía el gran Tom Petty, fallecido en 2017. En ellas se sigue cobijando Bob Dylan, que acaba de cumplir 80 años y continua en magnífica forma, como confirmó su última entrega, Rough and rowdy ways. Ante ambos músicos se arrodillan con respeto la líder de Pretenders, Chrissie Hynde, y Lucinda Williams, que han usado el tiempo libre de la pandemia para completar sendos discos en homenaje a Dylan y Petty, respectivamente.

Hynde es una de las féminas vivas más importantes del rock de las últimas décadas, con Patti Smith y Debbie Harry. Camino de los 70 tacos, el año pasado demostró su buen estado creativo con el disco de Pretenders Hate for sale. La imposibilidad de defenderlo en la carretera y el confinamiento provocaron la grabación de Standing in the doorway: Chrissie Hynde sings Bob Dylan (BMG), un disco tributo ya disponible en formato digital y que llegará en formato físico (vinilo y compacto) el 20 de agosto.

Y lo hizo en formato de dúo, con la única ayuda del guitarrista actual de Pretenders, James Walbourne, que envió a Hynde una de las últimas cumbres de Dylan, Murder most foul. “Escuchar esa canción me sacó del estado de ánimo taciturno en el que había estado”, explica Hynde, devota del autor de Like a rolling stone. “Haga lo que haga, todavía se las arregla para hacerte reír porque, más que nada, es un comediante, alguien siempre divertido y con algo que decir”, aclara.

La decisión fue versionar a Dylan con Walbourne mediante un curioso proceso de trabajo, a través del teléfono, con mensajes de audio. A las pistas musicales se añadió después la voz, siendo el resultado mezclado por Tchad Blake, colaborador de Pearl Jam, The Black Keys, U2 y Arctic Monkeys, un disco marcado por la fuerte personalidad vocal y musical de Hynde, que ataca sin alharacas, de manera natural, incluso manteniendo carraspeos y apoyándose en guitarras (mayoritariamente acústicas y delicadas al electrificarse) y líricos pianos.

El disco, sin presencia de armónicas, rescata algún clásico, como Love minus zero/No limit, pero apuesta por canciones menos evidentes, algunas pertenecientes a la trilogía cristiana de Dylan de los 80 (In the summertime, Sweetheart like you o Don’t fall apart on me tonight), que completa con preciosidades de los 70 como You’re a big girl now (“el amor es tan simple... ya sé dónde encontrarte, en la habitación de alguien”); algunas rarezas, caso de Blind Willie McTell y Tomorrow is a long time, y una pieza más reciente, Standing in the doorway (1997), de Time out of mind, que abrió el regreso del maestro a su cumbre artística del último cuarto de siglo.

lucinda y petty

Algo parecido vivió Lucinda Williams, la reina del country rock. A sus 68 años y sin poder ir de gira con Good souls better angels .

El primero de esta serie de recitales (hay otros centrados en el northern soul, Dylan, el country o los Stones) está ya disponible en su web: 25 euros en formato vinilo, 15 en compacto y 10 en descarga digital.

Su voz rasposa y su dicción arrastrada llevan a su terreno una docena de temas de Petty, obviando himnos como Free fallin’, Refugge, Learning to fly, Breakdown, The waiting o American girl, y tocando en directo aunque sin público. Inicia el set con la declaración de principios (“Nací rebelde, con un pie en la tumba y otro en el acelerador”) de Rebels. Y no es la única, ahí está, a ritmo de balada, la orgullosa Sothern accents (“Tengo mi propia manera de hablar”).

El concierto, con aromas sureños en I won’t back down y country en Down south, ofrece también sesiones intensas eléctricas y pesadas secciones de ritmo que se asemejan a una estampida de caballos desbocados en Runnin’ down a dream (con las guitarras de Stuart Mathis cruzándose y retándose) o rocks como You wreck me, en los que se van los pies. La vertiente delicada llega con Louisiana rain, que incorpora un destacable uso del teclado, Wildflowers, o Room at the pop. Y la gema se corona con dos rarezas, su versión de Gainesville, tema publicado tras la muerte de Petty y dedicada a su “ciudad de paletos” natal, y el sentido tributo de Lucinda al amigo con su único tema propio, Stolen moments, en el que canta “pienso en ti, es como un latido del corazón/pienso en ti, en momentos robados”.