irectores consagrados que preparan su tercer largometraje, cineastas que se enfrentan a su ópera prima y hasta exalumnos de la Elías Querejeta Zine Eskola (EQZE) que deseen seguir desarrollando sus inquietudes. El interés de los creadores por la residencia Ikusmira Berriak no para de crecer y buena prueba de ello es que en la primera convocatoria hace siete años se recibieron 32 solicitudes y este año han sido más de 400. El atractivo es evidente: poder dedicarse exclusivamente a su proyecto durante seis semanas con todo el hábitat de Tabakalera a su disposición y con conexión directa con la industria en la próxima edición del Zinemaldia.

"Lo que diferencia a esta residencia de casi cualquier otra es que se da en un espacio como es Tabakalera en el que conviven un centro internacional de cultura contemporánea, un festival, una escuela y una filmoteca. Las ventanas de apoyo con las que cuentan no se ven en otro sitio", explica la coordinadora de Ikusmira Berriak, Maialen Franco, sobre una iniciativa que desarrollan de forma conjunta el Zinemaldia, EQZE y la propia Tabakalera.

Las propuestas seleccionadas este curso abarcan diferentes grados de creación. Dos representantes de la EQZE, la donostiarra Marina Palacio -que presentó su primer cortometraje el pasado año en el Zinemaldia-, y la argentina Magdalena Orellana, conviven con dos autores que ya han dado el salto al largometraje como son el argentino Eduardo Crespo -que estuvo en la última Sección Oficial del festival donostiarra- y el sevillano Manuel Muñoz Rivas -que participó con su ópera prima en la Berlinale- y con una creadora estadounidense, Mina Fitzpatrick, que también conoce Donostia, donde presentó un cortometraje en 2017.

Los cinco viven y crean durante seis semanas en Tabakalera, cada uno con un tutor específico y todos ellos con diferentes charlas y reuniones que les guían en su trabajo. Todo ello en un entorno ideal, con cabañas insonorizadas individuales en el tercer piso del edificio. El programa se complementará además con otras dos semanas en septiembre, en las que tendrán la oportunidad de presentar sus proyectos a la industria en el marco del Zinemaldia. NOTICIAS DE GIPUZKOA charla con tres de estos creadores.

'Y así seguirán las cosas'

"La residencia es una especie de segunda parte de la escuela"

La donostiarra Marina Palacio es un producto Tabakalera al 100%. Tras formar parte de la primera promoción de la EQZE, presentó el pasado año su primer cortometraje, Ya no duermo, en la sección Zabaltegi-Tabakalera del Zinemaldia. Ahora, esta joven creadora sigue bajo el amparo de la que es "su casa" para dar forma a su salto al largometraje, Y así seguirán las cosas.

"Al formar parte de la EQZE, Ikusmira Berriak es una especie de segunda parte, por lo que era natural intentarlo. Al venir de la escuela, el cuerpo me pedía seguir contando con un tutor que te dé su apoyo", explica la cineasta, que tiene en mente un proyecto ambicioso de cinco años: seguir a un grupo de niños en un pequeño pueblo palenciano, Tierra de Campos, de donde es natural su madre.

Lo familiar, como ya ocurriese en su primer cortometraje, volverá a jugar un papel fundamental. Si en esa ocasión su padre era el protagonista, esta vez escribirá el filme junto a ella. "Más personal que eso imposible", bromea, al tiempo que rechaza cualquier comparación con Boyhood, de Richard Linklater: "Quiero abordar otros temas, no pienso en la película como un Boyhood 2.0. Me gusta tener referencias cercanas y no hacer algo como un cineasta concreto. Una canción, un disco o un cuadro pueden ser mis referentes. Me gusta partir desde otro lugar".

Para Palacio, abordar un proyecto desde la experiencia personal nace de "una necesidad por querer usar la cámara o el medio fílmico para acercarte a ciertas personas". "No es que tenga que hacer una película y pensar sobre qué la hago, sino que tengo esto y quiero hacer una película", añade.

"No he tenido en ningún momento que pensar el proyecto. Lo que a mí me motiva es retratar lo que me rodea del pueblo y ese universo que me ha impulsado a hacer cine", explica, encantada de seguir formando parte de "un nido" como es Tabakalera, gracias al cual ha recibido un apoyo con el que nunca antes había soñado.

'La gruta del viento'

"Lo que hace grande al Zinemaldia es que los vínculos se sostienen"

Con su segundo largometraje, Nosotros nunca moriremos, el argentino Eduardo Crespo compitió en la Sección Oficial de la última edición del Zinemaldia. Para preparar su siguiente proyecto, La gruta del viento, el cineasta tenía claro que debía volver a Donostia.

"Aunque por la pandemia era todo extraño, el festival me incluyó en una gran familia de cineastas que han estado aquí y eso fue muy de agradecer. Sentí que existe algo muy bonito porque los vínculos se sostienen en el tiempo y eso es lo que le hace grande al Zinemaldia. Ahora, con la residencia, ese vínculo será todavía mayor", cuenta el director.

Su nuevo filme parte de un acontecimiento familiar. Parte de su familia, descendientes de europeos, tuvieron que emigrar a Europa en los 90 en busca de una oportunidad, para narrar la relación de un padre y su hija en el corazón de una gruta. "Hay algo de metáfora y de cómo transmitir el desarraigo entre un padre y una hija que se fueron de su país", apuntala.

Para darle forma a la historia, por la cabeza de Crespo revolotean nombres recientes como el de Claire Denis, pero son una película Francisco, juglar de Dios, de Roberto Rossellini, y un documentalista, Ignacio Agüero, sus mayores referentes. A ellos, casi inconscientemente, se han colado sus compañeros y tutores de Ikusmira Berriak. "Tener esta compañía hará que las películas sean más grandes, no en el sentido de producción, sino que crezcan más", apunta.

Gracias a ello, Crespo podrá "despegarse" de su familia y su pueblo, algo que ha estado muy presente en sus primeros trabajos. "Quiero seguir trabajando con gente e historias que me conmueven, pero que ahora se materializan al pensar en una ficción", explica, preguntándose si trabajar siempre con los más cercanos es siempre positivo: "Creo que ya lo he hecho demasiado y es el momento de abrirme a más personas". Algo que la residencia ha hecho posible con creces.

'Wandervogel'

"Volver a Donostia era lo natural; es continuar con mi trabajo"

En 2017, la estadounidense Mina Fitzpatrick viajó por primera vez a la capital guipuzcoana. Lo hizo para participar en el encuentro internacional de estudiantes de cine del Zinemaldia con un cortometraje que, cinco años después, desarrolla en formato largometraje en la misma ciudad. "Para mí, después de esa experiencia, era natural volver aquí. Es una continuación a ese trabajo que empecé en su momento", explica sobre Wandervogel, un documental híbrido que sigue a un joven parricida en el desierto de Chihuahua, en Texas.

"Creo que el proceso de hacer una película consiste en mirar hacia afuera e ir poco a poco hacia algo, como aprender sobre cómo soy yo a través de otras personas", apunta Fitzpatrick, añadiendo que la búsqueda del protagonista sobre quién es en realidad es una forma de abordar un tema personal.

Por este motivo, la directora se interesa en películas que abordan el mismo proceso de rodaje al tiempo que tratan algo personal, como el documental The Act of Killing. "Es un proyecto con dos sentidos: por un lado, quién es esta persona, y, por el otro, cuál es mi proceso para captarlo", observa.

La estancia en Tabakalera es una oportunidad de oro para abordar esa necesaria autorreflexión sin otras preocupaciones, al menos, durante seis semanas. No obstante, para Fitzpatrick, estar en Ikusmira Berriak también le abre una nueva oportunidad: la coproducción. "Exponerme al mercado europeo, algo de lo que apenas conozco, es muy importante. Creo que sin el Zinemaldia no tendría esta oportunidad que habitualmente se da a artistas más consagrados y que puede ser muy interesante para mi proyecto", opina.

A ello hay que sumar además el resto de compañeros de la residencia y los tutores, que le abren la oportunidad a nuevas referencias y puntos de vista con los que trabajar una película que se rodará a más de 8.000 kilómetros de distancia.

El interés de los creadores por la residencia ha pasado de las 32 solicitudes de hace siete años a las más de 400 recibidas en la última edición

Los cineastas se hospedan en Tabakalera para desarrollar su proyecto y en el próximo Zinemaldia tendrán encuentros con la industria

"No tengo que pensar sobre qué hago la película, sino que tengo esto y quiero hacerla"

Directora donostiarra

"Tener esta ayuda hará que los filmes sean más grandes, en el sentido de que crezcan más"

Director argentino

"Sin el Zinemaldia no podría exponerme al mercado europeo, algo de lo que apenas sé"

Directora estadounidense