ras año y medio escribiendo mi primer libro sobre el fin del mundo, llega el coronavirus y la realidad supera a la ficción". El azkoitiarra afincado en Estados Unidos Alain Saralegui ha juntado 17 relatos -a priori independientes- en una misma historia, la llegada de un asteroide a la Tierra, en su primera novela, El fin del mundo a cucharadas, un libro "con mucho humor y mala leche".

Antes de que alguien hablase de COVID-19, Saralegui ya pensaba en el fin del mundo. Pero lo hacía con un humor negro que había desarrollado en su página web, en la que narra sus andanzas desde hace cuatro años por Míchigan. "He escrito el libro para que si un día se acaba el mundo, además de confesados, nos pille con una sonrisa", cuenta.

"Son relatos independientes, pero no me gusta llamarlos cuentos porque comparten una misma historia que fue creciendo. Por eso digo que son cucharadas", explica este escritor que tampoco se siente a gusto con la etiqueta de humor negro que le asigna Amazon. "Tengo que competir contra libros completamente diferentes. Si hasta está El club de la lucha en esa categoría", se sorprende, al tiempo que señala que los diferentes capítulos "o episodios" cuentan con "humor dulce, ácido y hasta con tropezones".

Con muchas referencias pop, Saralegui cuenta los últimos días de varios personajes que parecen tener cosas más importantes de las que preocuparse que de un asteroide en el cielo. Peripecias que, con la llegada del coronavirus -y que retrasaron la publicación del trabajo- cobran todavía mayor actualidad y para las que se ha nutrido el escritor de situaciones reales como la necesidad urgente de llenar los hogares con papel higiénico y el repentino interés por hacer bizcochos. "Pensaba que la llegada del coronavirus iba a jugar en mi contra, pero quizás me haya podido aprovechar de ello", explica.

Aunque el comportamiento de la sociedad ante una pandemia mundial sí se refleja en el libro, lo que no lo hace es su estancia desde hace cuatro años en EEUU. "Me dijeron que lo escribiese en inglés, pero las referencias son tan nuestras que no se entenderían", indica en relación a decenas de menciones a películas, programas y series españolas y hasta algo tan poco americano como es Eurovisión.

No conforme con solo escribirlo, el azkoitiarra se ha encargado incluso de la maquetación de la novela. Algo que no se lo recomienda a nadie: "Ha sido lo peor de todo". Un esfuerzo añadido al no tener una editorial detrás, pero que se ve reconfortado por los mensajes positivos de sus allegados y por vivencias tan especiales como cuando su tía le envío una fotografía con el libro en el estante de novedades destacas de la biblioteca de su pueblo. "Al principio pensaba que lo había colocado ella, pero no. Es muy bonito ver tu libro en el mismo lugar al que iba a estudiar cuando era joven", reconoce.

El germen humorístico de El fin del mundo a cucharadas se puede apreciar en las publicaciones que este periodista y escritor lleva a cabo en su página web (alainsaralegui.com) sobre sus vivencias en Míchigan, al igual que también hizo el pasado verano en las páginas de NOTICIAS DE GIPUZKOA en la sección Un guipuzcoano en Míchigan. Anécdotas y situaciones cotidianas para una sociedad, en muchos casos, muy diferente a la nuestra.

Unos textos que nacieron gracias a una escritora que le dijo que "un escritor sin un lugar donde publicar sus textos es un sintecho digital". "Yo, que no tenía cuenta en nada, lo primero que hice al llegar a Estados Unidos fue crearme Instagram y subir las cosas que veía. Luego pasé a la web y he podido escribir mucho más", rememora.

Así, Saralegui ha podido expandir su universo tan característico en varias historias de ficción que seguramente le serán familiares a más de uno.

"Pensaba que el coronavirus iba a jugar en mi contra, pero me he aprovechado de ello"

"Son varios relatos, pero no les llamo cuentos porque comparten una misma historia"

Autor de 'El fin del mundo a cucharadas’