uchos son los trabajos que han visto afectado su oficio por el COVID-19. El uso obligatorio de las mascarillas, desinfectar todo el material de trabajo y modificar la forma de actuar en un rescate, han sido los cambios principales que están viviendo los socorristas este verano. Desde el 15 de junio y con más de un mes de actividad llevada a cabo, los socorristas han podido vivir los cambios de esta nueva normalidad en su trabajo. Un año en el que el tiempo del verano ha acompañado tanto en el mes de junio como en el de julio, y los socorristas se han visto obligados a afrontar esta situación con la bajada del número de socorristas por playa y que, según ELA, "no se ha llamado a socorristas que trabajaron la temporada pasada y que tenían intención de trabajar en esta".

Este verano, además de llevar a la playa la toalla y el bañador, no hay que olvidar la mascarilla y acudir con cierta antelación debido al aforo limitado. Dicho control del acceso a la playa, en algunos casos, lo están realizando los que en años anteriores han colocado los toldos y sillas de los arenales, que han visto como este año no han podido realizar su labor anual. Por consiguiente, los socorristas están en alerta de que los visitantes usen su mascarilla.

Para poder conocer de primera mano estos cambios, los socorristas de Donostia y de Zarautz han servido de ayuda. El primero de ellos, que está ejerciendo y ejercerá las labores de socorrismo durante todo el verano en la capital guipuzcoana, comentaba que "lo más difícil es estar 10 horas con la mascarilla puesta". Además de mostrar su temor porque, dice, "estar más de seis horas con la mascarilla puede ser perjudicial para la salud, según la OMS". Por su parte, los socorristas de Zarautz destacaban la implementación del uso de la mascarilla obligatoria en "algo raro". A su vez, valoraban que "uno se acostumbra a llevar la mascarilla puesta todo el día". Esta modificación de tener que llevar a lo largo de toda la jornada laboral la mascarilla puesta, ha sido uno de los cambios que han notado los socorristas, según comentan.

De esta forma, este nuevo marco social, les ha obligado a realizar un protocolo y una metodología de tareas para desinfectar todo el material de trabajo. Un socorrista de Donostia explica que "tenemos un spray desinfectante que lo utilizamos cada vez que usamos un material o alguien ha sido atendido". Mientras que en Zarautz comentan que hacen uso de "un bidón desinfectante en los vestuarios".

Otra de las novedades de este año ha sido la necesidad de realizar un curso oficial organizado por la Prevención de Riesgos Laborales, en la que han recibido documentación de cómo actuar en su trabajo ante la amenaza del COVID-19. De esta manera, les validan que, además de socorristas, sean capaces de cumplir las medidas sanitarias establecidas. Los socorristas explican que "hemos recibido documentación y hemos realizado un examen" que les acredite como válido el curso. Añaden que también han "realizado varias reuniones a lo largo de todo el verano" sobre el tema. Además de subrayar que el protocolo de rescate ha cambiado, ya que ahora "cuando vamos al agua a rescatar, ponemos las cabezas de cada uno mirando a lados diferentes", y tras sacarlo del agua "nos tenemos que poner la mascarilla", y si el atendido está consciente, "también se lo tenemos que poner".

En dicho protocolo de rescate, está la recomendación de la no aplicación del boca a boca, una de las prácticas que más utilizaban para reanimar. En este aspecto, no hay una prohibición expresa sustentada en ninguna legislación, pero como asegura Francisco Cano, director de Prevención y Seguridad de la Real Federación Española de Salvamento y Socorrismo, existen unas recomendaciones que "establecen que es prioritario realizar compresiones torácicas frente a la realización del boca a boca o las insuflaciones".

Así pues, tanto el socorrista de Donostia como el de Zarautz, definen como "inédito" la temporada de playas que se esta viviendo en esta época de COVID-19. Asimismo, afirman que les parece "raras, pero necesarias" estas nuevas labores que están desempeñando "para poder frenar lo máximo posible el virus", y de cara al verano que viene "esperamos que cambie la situación".