l final, lo de que trabajar en la sección de Cultura de un periódico te sirve para ver conciertos y teatro gratis, va a resultar que es verdad; además tienes la suerte de estar siempre en primera fila y de verlo con una birra y en gayumbos sin que nadie te diga nada. Lo de ligar no, lo de ligar sigue igual, como la agenda, sin futuro cercano. De hecho, este tiempo le puede servir, como a mí ayer, para cancelar todos los planes que debería haber apuntado en ese dietario que a 26 de marzo aún no ha estrenado. Le auguro una tarde muy entretenida si la divide en tres fases. Comience recopilando todos esos posit, tiques de la compra y del autobús, tarjetas de presentación, emails con entradas que aún no ha descargado, resguardos del cine y, por supuesto, fragmentos de papel de váter en los que en algún momento apuntó una fecha, una hora y un lugar. En un segundo estadio, lo pasa todo a esa agenda tan bonita de National Geographic dedicada a Elcano que se compró a principios de año y, por fin, repase todo lo apuntado tachándolo en rojo y escribiendo aquello de Cancelado. La sidrería con la koadrila, cancelada; el cumpleaños de su tío-abuelo Fernando el pesado, cancelado; la Media Maratón de Donostia que el 31 diciembre dijo que iba a correr y para la que todavía no ha comenzado a entrenar porque el coronavirus ha cancelado los entrenamientos, cancelada; el concierto de Ismael Serrano al que iba a ir, pero que casi prefiere que no se haga porque que durante esta cuarentena ya ha visto cuatro veces en Instagram, cancelado. Eso sí, no tache el día de pago del alquiler, que eso hay que astillar.