Javier Alkain (Hondarribia, 1960) ha sido un pintor atípico desde sus inicios. Vinculado a los Talleres de Arte Actual de Bellas Artes de Madrid y a los Talleres de Arteleku, y ganador del Premio Gure Artea de 2000, desarrolla en su lugar de trabajo una obra lenta, pausada, silenciosa, cargada de acentos poéticos en torno a lo leve, lo silente, con una sintaxis micro, cercana a mundos científicos y microbiológicos. Paisajes naturales de su entorno del Bidasoa, y paisajes sutiles y elaborados, mas introspectivos y personales, han compuesto su obra hasta el momento presente.

Alkain es un pintor de los de verdad, que no se deja llevar por gustos y tendencias, pero que posee una obra densa y profunda, como un buen chocolate belga, realizada sin prisas ni alharacas en su taller hondarribitarra, y que muestra ahora en Galería Arteko de Donostia.

Bajo la denominación Isil, bare/Despacio, silencio presenta una excelente producción de su pintura realizada entre 2014 y 2019. Cuatro grandes telas, Corazón de madera, de un blanco roto, describen articulaciones arbóreas, a través de ritmos orgánicos de gran rigor formal y constructivo. Obras magníficas que muestran a uno de los mejores pintores actuales de Euskadi.

Como excelentes son también otras tres telas de formato medio, en que formas mas articuladas en azules-grises y de sintaxis micropuntillistas rezuman al mejor Klee, destacando Entre restos. Pintura sobre pintura que deja respirar un fondo rojizo que muestra la urdimbre de esta rotunda obra.

Tres grandes telas de color azulado-verdoso, describen ritmos más ondulantes, destacando Entre paisaje.

Ocho pequeños formatos cuadrados, Arquitecturas del paisaje, ofrecen pequeñas composiciones con ritmos diversos y minimales. Pequeña gran pintura y pintura de grandes calidades. Una exposición excelente con la que se abre un buen 2020.