el Concurso del Tomate Feo de Tudela surgió prácticamente de la nada hace 12 años y en esta última edición ha conseguido que sean nada menos que 85 los hortelanos que han tomado parte en el mismo, cantidad nada despreciable para un certamen estrictamente local.
El Concurso del Tomate Feo, además, nos ha servido, a lo largo de los años y la evolución del mismo, para ser conscientes de los cambios en nuestros usos y costumbres que se están dando como consecuencia del cambio climático. En cualquier caso, está afectando de una manera muy clara y visible al agro, como atestigua el ejemplo de los viticultores, que cada vez buscan tierras más elevadas para elaborar sus vinos, llegando a alturas que superan largamente los 600 metros sobre el nivel del mar en denominaciones como Rioja, mientras que hace unos años era impensable plantar por encima de los 400 metros de altitud.
En el mundo del tomate, concretamente, también está afectando este cambio climático. Si en sus inicios, allá por 2008, este campeonato creado por Luis Salcedo, cocinero del Hostal Remigio, se celebraba a finales de julio, coincidiendo con las fiestas patronales de la capital de la Ribera, hace ya tres años que se celebra a finales de agosto o principios de septiembre, fecha en la que el tomate empieza a adquirir un grado de madurez que lo convierte en idóneo para su consumo.
Así pues, no se puede negar que los 85 tomates participantes en el concurso de este año (diez tomates más que el año pasado) se encontraban en perfectas condiciones para su cata y valoración.
También se encontraban dispuestos para el consumo, aunque no lucían tanto los 40 tomates que participaron en la vertiente gamberra del concurso: la elección del tomate físicamente más feo de Tudela, valoración en la que toma parte todo el público y en la que siempre resulta elegido un tomate feo de solemnidad o de c?
El campeonato, además, contó con una actividad paralela: a las puertas del Hostal Remigio, mientras se recepcionaban los tomates participantes, el inquieto Daniel Campanero Echechipea, colaborador habitual del concurso, montó, con la ayuda de su esposa, una mesa en la que ofreció una cata de tomates en la que todas las personas que se acercaron pudieron comparar, tanto a nivel de gusto como textura, las diferencias existentes entre los tomates de supermercado y los tomates locales de cultivo ecológico.
Así, en la mesa podían degustarse dos variedades de tomate adquiridos en un super cercano (tomate en rama y tomate choco) y tres variedades ecológicas locales: Feo de Tudela, Rosa de Barbastro y Rosita cultivado en Tudela. Las diferencias entre las variedades y el gran abismo existente, tanto entre los tomates del super y las variedades locales saltaron a la vista y, sobre todo, al paladar.
A las 10 de la mañana comenzó en el vestíbulo del Hostal Remigio la recepción de los tomates a concurso. La participación en el certamen es gratuita, pero los participantes deben acudir de mañana a sus huertos particulares a recolectar el que consideran su mejor fruto para presentarlo al certamen. Desde primera hora se creó una larga cola para participar, tanto en el apartado de sabor como en el que determina cuál es el ejemplar más feo, estéticamente hablando.
JURADO Pasadas las 11.30 horas, el jurado profesional se preparó para degustar nada menos que 85 tomates para determinar cuál de ellos se alzaba como el más sabroso del año, tarea nada fácil dada la cantidad de participantes y la calidad de este cuidado producto. Formaban parte del jurado el exprofesor de cocina de la Escuela de Burlada Pío Barbería, el agricultor local Javier Navarro, el cocinero y responsable del bar Baserriberri de Iruña Iñaki Andradas, el hostelero local Rodolfo Rueti Milagro, propietario durante años del bar Le Bistrot, ahora dirigido por sus sobrinos, el experto en vinos y director de la agencia de turismo enológico EntreVinos José Antonio Cruz y nuestro colega Josema Azpeitia, coordinador de la revista Ondojan.com y profesor del Basque Culinary Center. Del corte y presentación de los tomates se ocupó el propio Luis Salcedo y asistió al jurado el miembro de la Academia Navarra de Gastronomía Juan Gimeno.
También es de destacar, máxime tratándose de un concurso que se celebra con el mero fin de promocionar el producto local y sin ningún ánimo de lucro, la implicación en el mismo de Juan Salcedo Irala, responsable de sala del Remigio y encargado del registro de participantes, así como la de Montse Aguerri Irala y Javier Pardo, que dirigen la participación del jurado popular. Finalmente, el periodista local Joaquim Torrents se encargó de presentar el concurso y dirigir la entrega de premios.
VEREDICTO Tras una intensa y larga hora y media en la que fueron catados y juzgados con base en los parámetros de aroma, textura y sabor los 85 tomates a concurso, el jurado determinó los ganadores de esta edición.
Con el primer puesto se alzó Charo Mendigorría, que presentó un tomate cultivado en el término de La Mejana. Recibió 300 euros y una reproducción de un tomate detalle de la joyería Lozano. El tomate que se hizo con el segundo puesto, aportado por Amparo León, provino del término de Huertas Mayores y se llevó 200 euros. Y el tercer puesto recayó en Iñaki Orte Gil, que presentó un tomate cultivado en el término de Mosquera. El propio agricultor subió al podio a recoger los 100 euros que le correspondieron.
Estos tres tomates ganadores fueron los elegidos por el jurado profesional, mientras que el público eligió el tomate estéticamente más feo, que resultó ser el cultivado y presentado por Gregorio Aguado Magaña, de Murchante, que recogió el jamón que correspondió a su victoria.
Por otra parte, el Tomate Feo de Tudela puede ser adquirido entre julio y octubre en diferentes ferias y mercados de Navarra. En Donostia se puede encontrar ocasionalmente en la tienda del grupo Lur-Lan, sita en el número 7 de la Alameda del Boulevard y cada vez más en otras fruterías.