Observar el Soleil couchant sur la Seine à Lavacourt, effet d’hiver (1880), de Claude Monet, y ampliarlo tanto que se pueda percibir el sol rojizo y todas las pinceladas del francés, su sentido y su intensidad. Es esta la experiencia que ofrece la exposición La ventana digital. Nuevas aproximaciones a las colecciones de los museos, instalada en la sala de exposiciones número 2 de Tabakalera y abierta a renglón seguido de la inauguración del laboratorio 2deo de audiovisuales en euskera -permanecerá hasta el 31 de julio-. La empresa madrileña Madpixel ha sido la responsable de esta muestra como colofón al proyecto scModules, cofinanciado por la Unión Europea, en el que han estado inmersos los últimos dos años.
Uno de sus fundadores y también director de Second Canvas, el donostiarra Koldo García, ofrece una visita guiada de la muestra a este medio y explica el proyecto, así como la técnica empleada por su compañía para fotografiar las obras de arte con una calidad de millones de píxeles, “a súper alta resolución”.
La ventana digital está compuesta por siete obras -seis cuadros y un vestido de Cristóbal Balenciaga- y es un ejercicio para “democratizar” el acceso al arte. Un proyector en el suelo lanza la imagen a una pantalla. Mientras tanto, el visitante puede, a través de una tablet instalada frente al lienzo digital, recorrer la pieza a su gusto: ampliarla y ver los detalles, explorarla sector a sector o acceder a las narrativas que completan la propia experiencia de ver un cuadro y que ayudan a comprenderlo.
García explica que para llevar a cabo esta exposición han contando con la colaboración de París Musées, institución pública que aglutina a catorce museos municipales de la capital gala. La pieza de Monet, que recuerda a su otra Impression, soleil levant (1872) -es la que dio nombre al movimiento impresionista-, procede del Museo de Bellas Artes Petit Palais, mientras que Manteau du Soir, del modisto getariarra, se ubica físicamente en el Palais Galliera.
Ha sido París Musées quien ha seleccionado los lienzos que se muestran en Tabakalera -además de estos siete, cuenta por ahora con medio centenar disponibles en una aplicación móvil-, como manera de enseñar el distinto patrimonio de su colección.
Más allá de las ya citadas, también se exhiben, por ejemplo, Les demoiselles des bords de la Seine (été) (1857), de Gustave Courbet, una cuadro “rupturista” para la época, dado que el autor quiso que se intuyese que sus protagonistas eran dos prostitutas, a las orillas del Sena; “un tema poco habitual” que huye de lo bucólico del realismo. Una vez hecho zoom, bajo demanda se puede apreciar la técnica que utilizó Courbert para pintar las transparencias de los vestidos de las mujeres o cómo cambia el color de uno de los guanteletes a una de las mujeres a medida que se acerca a la mano. “Todos estos detalles son los que la tecnología te puede aportar y añadir a la experiencia de consumo estándar de una obra de arte”, afirma. Aún más, el hecho de ampliar las imágenes genera “nuevos cuadros dentro del cuadro”, debido a los nuevos enfoques que le puede aplicar el usuario.
Otro de los lienzos que pueden verse es La fête de la Fédération, le 14 juillet 1790, au Champ-de-Mars, actuel 7ème arrondissement (1792), de Charles Thévenin, un ejemplo de arte historicista con los festejos que reunieron a cientos de miles de personas en el Campo de Marte tras la jura de la Constitución por parte de Luis XVI, transformando Francia en una monarquía-constitucional.
La tecnología de la exposición permite explorar minuciosamente en este cuadro, que originalmente tiene 183 centímetros de largo y 127 de alto, los rostros de los protagonistas -en Tabakalera se proyecta, además, en una pantalla de tres metros de ancho por metro y medio de alto-. “Se presta mucho a este tipo de tecnología. Hay infinidad de capas y de personajes”, explica el cofundador de Madpixel.
El rey, Robespiere, La Fayette, Barnave, Mirabeau y el duque de Orleans se reconocen fácilmente gracias a sus rasgos bien definidos, “están bien trazados y dibujados”. En un segundo plano, Thévenin comienza a mostrar las cientos de personas que se sitúan en el graderío de una manera “más abocetada”, aunque aún se perciben “expresiones y movimientos”. Más allá, pinceladas sin rostro representan al resto de parisinos que celebran la nueva época.
“testeo” Madpíxel aborda dos campos vinculados con lo museístico. Por un lado, como ya se ha citado, es una de las empresas “líder” en digitalización en obras de arte en súper alta resolución. Además, diseñan soluciones que permiten a los centros crear experiencias en base a esa imágenes. “Durante el proyecto europeo hemos analizado cómo los museos que tienen colección pueden divulgar o acceder a nuevos públicos mediante estas herramientas”, comenta García.
Entre las diferentes opciones que planteaban durante el desarrollo del proyecto, una de las que querían “testar” -los museos han desarrollado apps y witgets para sus webs, entre otras herramientas-, era la de crear exposiciones digitales, que permitiesen acceder “a públicos o a audiencias remotas” estas obras a las que no podrían acceder por la imposibilidad de viajar de la pieza, debido a motivos como su conservación, o por el desembolso económico que le supondría al visitante algo así -valoran que en esta fase esta instalación itinerase por otros centros, “para comprobar el interés que puede haber por este tipo de formatos”-. “Lo que subyace debajo de esto es la idea de democratizar el acceso a un patrimonio cultural que es universal, a través de las nuevas tecnologías”, sentencia.
Así, además, también se podrían dar soluciones, según García, a casuísticas de museos que alguna vez exhibieron una pieza que ya no les pertenece o centros que han cedido temporalmente una obra artística y desean sustituirla por un remplazo digital.
escaneo y exploración En Madpixel trabajan a partir de los 400.000 megapixeles de calidad -la reproducción digital de Las Meninas, de Velázquez, ubicada en el Prado, cuenta con varios gigapixeles de resolución-. Mediante un brazo robotizado desarrollado por ellos, y controlado por una tableta con un software también original de la empresa, toman de las imágenes: dividen el cuadro en cuadrículas que la cámara va captando poco a poco, para conformar la copia digital en alta resolución, formada por “decenas, centenares o, a veces, miles de fotografías”. Luego el sistema sube los fragmentos a la nube que efectúa el cosido.
¿Y cómo hacer que una imagen que pesa tanto se muestre correctamente en una página web o en un dispositivo móvil? Se puede hacer debido a que se carga en función de aquellas zona que está explorando el usuario. Eso se puede hacer mediante Second Canvas, un software informático que permite a las instituciones -el Museo San Telmo, el Museo Marítimo Vasco y Ekainberri, entre otros, usan este servicio- complementar las visitas con reproducciones de grandísima calidad e información complementaria, creando una app o diseñando una exposición como La ventana digital.
‘Le Repos des nymphes au retour de la chasse, dit Le Retour de chasse de Diane’, de François Boucher (1745). Originalmente en Musée Cognacq-Jay.
‘Soleil couchant sur la Seine à Lavacourt, effet d’hiver’, de Claude Monet (1880). Ubicado en el Petit Palais.
‘La fête de la Fédération, le 14 juillet 1790, au Champ-de-Mars, actuel 7ème arrondissement’, de Charles Thévenin (1792). Ubicado en el Musée Carnavalet-Historie de Paris.
‘Les demoiselles des bords de la Seine (été)’, de Gustave Courbet (1857). Se encuentra en el Petit Palais.
‘Atelier d’Ary Schffer, rue Chaptal’, de Arie Johannes Lamme (1851). Se puede visitar en el Musée de la Vie Romantique.
‘Femme aux yeux bleus’, de Amedeo Modigliani (1918). Pertenece al Musée d’Art Moderne de la Ville de Paris.
‘Manteau du soir’, de Cristóbal Balenciaga (1918), situado en Palais Galliera.