donostia - Además del centenar de obras que componen la exposición permanente, el Museo Diocesano también cuenta con un gran número de donaciones de familias de Gipuzkoa e instituciones que han decidido legar sus obras al centro. Como una manera de devolver y mostrar a la ciudadanía el rico patrimonio que le ha sido entregado desde su inauguración hace tres años, el Diocesano ha inaugurado la exposición Construyendo Museo. Donaciones al Museo Diocesano, que permanecerá abierta durante un par de meses y que es la primera de las tres muestras programadas, por ahora, para 2019.
El director del centro y crítico de arte del Grupo Noticias, Edorta Kortadi, explicó que su institución recibe, sobre todo, obra sacra contemporánea, aunque los trabajos que se exhiben ya en la sala de exposiciones temporales, en el primer piso del museo, situado en la Basílica de Santa María, en Donostia, abarcan desde el siglo XVI hasta el XIX.
Uno de los más importantes, tanto a nivel artístico como por su valor económico, es uno de los más antiguos: Camino del Calvario, un Bassano de hace cinco siglos. Jacopo da Ponte (1510-1592) fue un pintor italiano exponente del Manierismo, y que tomó su nombre artístico de la localidad de Bassano del Grappa, lugar en el vivió y murió. Fue el patriarca y primera figura de una familia de artistas conocida como los Bassano.
Da Capo trabajó con Tiziano y Tintoreto, pero a diferencia de estos, que destacaron por pintar figuras “únicas” que ocupaban la mayor parte de las telas, el taller de Bassano -le acompañaban sus hijos Francesco, Girolamo, Leandro y Giambattista- apostó por llenar las escenas de personajes en los que, además, introducía animales, motivo por el que esta escuela se hizo famosa en Europa.
En Camino del Calvario, que fue donado por el notario Roig de la capital, el viacrucis de Jesús se acompaña por un gran número de personajes populares, un perro y paisajes. “Tuvieron un gran éxito y se vendieron por todo Europa”, afirmó Kortadi.
La segunda pieza “más interesante” de la colección, “por lo menos a nivel pictórico”, sería una pintura sobre tabla de la Escuela Hispano-Flamenca, titulada San Benito. Ora et labora, que fue donada por la familia zumaiarra Gutiérrez-Arana. En ella se muestra al santo, fundador de los benedictinos, con el lema de oración y trabajo, característico de esta orden, que se representa en la pintura en el mismo marco temporal mediante un monje rezando y otro construyendo una casa.
otras obras Una familia donostiarra legó al Diocesano una talla, también del siglo XVII, decapada y sin policromía, de un San Agustín, pero que “tiene un aire espléndido de una talla del Renacimiento bastante importante”.
Entre las instituciones que han donado alguna pieza se encuentra el convento de Santa Teresa, que ha regalado una escultura de San Antonio de Padua, del siglo XVIII, de “rostro fino y figura estilizada a la que le falta el niño Jesús” que debía portar en sus manos. Pese a ser de un autor desconocido, Kortadi conjeturó que esta imagen pertenece a la Escuela Castellana de Juan Pascual de Mena.
De esta misma época son los cuatro cuadros de la Escuela Andaluza y del foco de Sevilla aportados por la familia que también entregó el citado trabajo protagonizado por San Benito y titulados Nacimiento de María, Nacimiento de Jesús, Visitación de María a Isabel y Dormición y Muerte de María. De autor desconocido, estos lienzos tienen una clara influencia de Murillo, mientras que sobre la escuela, Kortadi comentó que su práctica “es interesante”, porque introduce paisajes, tal y como hizo el sevillano.
Entrados en el siglo XIX, Construyendo Museo. Donaciones al Museo Diocesano exhibe Funeral en la iglesia de Ondarroa, una pintura religiosa costumbrista del donostiarra Ignacio Ugarte, que “dejó en la ciudad gran parte de su obra”.
Desde Zumarraga llegaron al museo las tres tablas de hace dos siglos, procedentes del púlpito de la iglesia del municipio. Son tres obras de mano popular, “correctas y de poca calidad”, en las que se representa a tres de los cuatro evangelistas: Juan, Lucas y Marcos.
descubrimiento Asimismo, el director del centro expuso que cuentan con dos trabajos de un autor que desconocían y han descubierto para la ocasión. El madrileño Emilio Puy Dalmau, que estudió en la Escuela de San Fernando, es el responsable de Bendición de los campos, Segovia-Madrid y Preparando el Altar Mayor, Andalucía.
La concesión fue hecha por los descendientes de este pintor, que cuenta con obra en el Museo del Prado y fue Premio Nacional de Pintura, y las piezas muestran, al igual que en el caso de Ugarte, pintura costumbrista religiosa: “En aquella época el tema religioso invadía la pintura social”.
contemporáneo A su vez, Kortadi comentó que disponen de más obras donadas de arte sacro contemporáneo que de clásico, de autores como José Gracenea, Tomás Hernández Mendizabal, Maite Martiñena y Xabier Álvarez de Eulate, entre otros.
A otro nivel, el Museo Diocesano acepta todo tipo de materiales, también arte popular religioso como imágenes de sagrados corazones, vírgenes, escapularios, rosarios y medallas, entre otros. Es decir, todo ese material “que el pueblo tiene en casa” y, que cuando un familiar fallece, acaba depositado en el museo. “La historia religiosa no se compone solo de las grandes obras de los museos, sino también de las que están en la calle”, comentó.