Ainhoa Arteta, Anari, Dolores Ibarruri, Edurne Pasaban, Elbiria Zipitria, Julene Azpeitia, Kasilda Hernáez, Maialen Lujanbio, Mariasun Landa, Sorkun Toti Martínez de Lezea... Y así hasta completar una lista de 50 nombres, medio centenar de mujeres vascas “rebeldes” que de una manera u otra lucharon o luchan contra el statu quo. Las gasteiztarras María Orcasitas-Vicandi y Andrea Perales Fernández de Gamboa presentaron ayer un álbum ilustrado por Ángela García, titulado 50 veces rebelde -Errebelde 50 bider, en su versión en euskera- donde han intentado llenar el “vacío” de la “representatividad femenina” tanto en la historia vasca, como “en la mayoría de ámbitos”. Para enfrentarse a esa realidad han seleccionado 50 figuras relevantes, “muchas de ellas desconocidas”, y han compilado en una página “historias que eran imposibles de resumir”.
Cada página, dedicada a una mujer o a un oficio, viene acompañada por una ilustración única y diferente, desarrollada con un estilo distinto que permite distinguir la “personalidad” de cada personaje. Las autoras explicaron que en un inicio las historias iban a ser mínimas, un mero complemento a las ilustraciones de García, pero a medida que profundizaron en “esas historias imposibles de resumir” apostaron por elaborar un volumen que sirva para dar unas primeras “pinceladas” sobre la vida y la obra de este grupo de rebeldes, entre las que se encuentran todo tipo de perfiles: cantantes, directoras de orquesta, espías, corsarias, deportistas, escritoras y científicas, entre otras. “Mientras preparábamos los textos nos dimos cuenta de que las historia de cada mujer era difícil de reducir; hemos dejado historias mucho más largas que lo que pensamos en un primer momento”, relataron.
Aun más, las autoras también han apostado por abordar la historia de mujeres, no consideradas “ilustres” y con oficios “normales”, pero que han tenido “una vida destacable”. Perales Fernández de Gamboa comentó que las biografías que han venido a rescatar figuras femeninas se han hecho desde un punto de vista “individual e individualista” y que era su voluntad acercarse a esta cuestión desde un punto de vista colectivo. De esta manera, dedican capítulos a las remeras del Cantábrico, a las remolcadoras del puerto de Bilbao, a las raquetistas, a las amas de casa y a las mujeres rurales.
Si bien, en un principio, el público al que se dirigía este álbum, editado por Erein, era eminentemente “joven” -no en vano, Orcasitas-Vicandi y Perales Fernández de Gamboa se dedican a la enseñanza-, pero a medida que avanzaban en el desarrollo del proyecto se dieron cuenta de que también era interesante para las personas adultas, incluso para las propias autoras: “Descubrimos muchas mujeres que no conocíamos, y otras muchas se nos han quedado por conocer”.
En un inicio, cuando idearon este trabajo, “sin haber investigado todavía mucho”, las autoras tenían en mente hasta 80 mujeres que podían protagonizar el libro. A medida que profundizaron en la búsqueda se toparon con más, además de materiales como un par de tesis doctorales que abordan esta cuestión, pero centrada en mujeres alavesas. 50 veces rebelde, no obstante, quiere ser un trabajo de fácil acceso, no como las investigaciones: “Tiene que haber una entrada al mundo real más allá del académico”.
En este sentido, apuntaron a que lo que más difícil les ha resultado, precisamente, es esa selección de medio centenar de personajes, pero desde el principio han tenido claro que su objetivo era dar luz a aquellas que “han ido en contra de lo que les tocaba”, las que “han luchado contra el statu quo” y quienes han buscado su lugar a través de los “vacíos del sistema”, en épocas distintas.
Ahí se encontrarían figuras muy diversas como la escritora Juana Inés de Asbaje -de padre bergararra y nacida en México en 1651-, que después de tomar los votos tomó el nombre de Juana Inés de la Cruz, conocida, entre otras cuestiones, por su escritura poética en euskera. También se dedican pasajes a la militante anarquista Kasilda Hernáez, nacida en Zizurkil en 1914; a la dramaturga donostiarra Katalina Eleizegi (1889); o a la baionatarra Marga D’Andurain, que actuó como espía para la corona británica en Siria, además de ser contrabandista en la Francia que estaba siendo ocupada por los nazis, en la II Guerra Mundial.
En el espectro contrario, las autoras reconocieron que sí han dejado a ciertas mujeres a un lado que, pese a ser reconocidas no hicieron “un aporte positivo a la sociedad”. Es el caso de la donostiarra Catalina de Erauso, conocida como la Monja Alférez, que no se ha incluido en el volumen debido a una “cuestión ideológica”, derivada sus crímenes contra los indígenas en Latinoamérica.
ilustración La ilustración que acompaña a cada mujer es distinto, cuestión que ha supuesto un trabajo añadido y un reto para Ángela García. “Estoy acostumbrada a seguir las mismas pautas y utilizar las mismas técnicas, pero al ser mujeres de diferentes gremios y épocas, quería representarlas con estilos diferentes y poder lucirlas de muchas maneras”, explicó la ilustradora, quien añadió que le ha resultado un “proceso lento” y que, en algunos casos, la poca información que había sobre algunas de las elegidas le ha dificultado el trabajo de creación. García ha logrado con cada diseño captar la “personalidad” de las rebeldes, además de otorgar un “plus más atractivo” y que supone la “complementariedad” al texto.