La mayoría de los figurantes descubren en su primera visita a un rodaje que el cine no es “tan bonito como lo pintan”. Grabaciones de diez horas, la mayor parte del tiempo esperando en la calle, obligados a llevar su propia ropa y no cobrando más de 40 euros por jornada. Todo ello para “salir de fondo y que nadie te reconozca”.

Esa es la percepción que tiene Javier Alaiza, coordinador de extras desde 2006 en la agencia donostiarra Binahi. “El figurante es como un buscador de oro. Está en todo momento intentando salir aunque sea un segundo en pantalla”, bromea este vitoriano residente en Bilbao tras vivir durante muchos años en la capital guipuzcoana.

Como coordinador, Alaiza, que también ha actuado en un buen puñado de títulos vascos, es el encargado de explicar el protocolo y las jerarquías del rodaje, así como la importancia del racord, esto es, que cada extra mantenga los mismos gestos y la misma dirección en cada toma.

“Hay gente que no sabe comportarse, que va a en busca de la fotografía con el protagonista famoso de turno y que se piensa que puede hablar directamente con el director. He llegado a ver figurantes que iban a preguntarle si le gustaba su jersey para salir en pantalla”, apunta, añadiendo que solo el 30% de los que prueban la figuración repiten.

Alaiza tiene detectados diferentes perfiles de extras: los que no conocen nada sobre el séptimo arte y descubren un mundo muy duro que no les gusta, los estudiantes de cine -“que es como si recibiesen clases pagadas para conocer de primera mano la industria”-, y “los profesionales”, tanto los que son actores reales “que necesitan dinero y aceptan salir” como los que no, pero “no tienen intención de hacer nada más que lo que les dicen”.

“muchos están dispuestos a todo” A pesar de lo duro que puede llegar a ser, el coordinador afirma que “muchísima gente está dispuesta a todo y con mucha ilusión”. Prueba de ello es que cogen días libres en su trabajo para poder grabar o incluso se tiñen el pelo o se dejan barba para ser seleccionados.

Esta pasión también tiene su lado negativo, puesto que, según Alaiza, “algunas producciones tiran de picaresca y no les pagan”. Algo que, añade, “es ilegal”.

“Ahora mismo dices en las redes sociales que hace falta gente para grabar un videoclip de AC/DC en Donostia, y tienes cientos de personas dipuestas a pagarte 50 euros con tal de salir”, pone como ejemplo, al tiempo que apunta que algo así en cualquier otro gremio sería impensable.

Precisamente con la intención de acabar con esta práctica, el Gobierno español cambió el convenio en 2016 sobre la actividad en producciones audivosuales. En la actualidad, los figurantes no pueden rodar más de ocho horas seguidas, con una para comer, no lo hacen en fin de semana y deben recibir 45,5 euros por sesión con un plus de trece por cada hora extraordinaria que hagan. “Hay que dejar claro que este es un trabajo más. La gente no tiene que ir de gratis”, concluye Alaiza.