getaria- Desde pequeño siempre tuvo pasión por la imagen. Daniel Riera empezó focalizado en el cine, pero con los años, y tras su formación en Bellas Artes, terminó especializándose en la fotografía. Casi paralelamente ya comenzó a publicar en revistas independientes de una Barcelona que, a mediados de los años 90, gozaba de un momento álgido. En ese periodo de efervescencia fue cuando, poco a poco, este fotógrafo nacido en Olot comenzó a labrarse un nombre en el mundo de la fotografía de moda, consiguiendo saltar así a un escaparate internacional. Ahora sus obras más representativas se encuentran expuestas en el Museo Balenciaga, en el marco de la muestra Distinción. Un siglo de fotografía de moda, mientras él se toma un año sabático para preguntarse “el por qué de todo” y decidir cómo quiere seguir contando las cosas al mundo.
¿Siempre supo cuál era el camino a seguir?
-La verdad es que siempre he ido un poco a lo mío. Pensando en todo aquello con lo que conecto. En cuanto empecé a publicar en revistas tipo AB o B-guided y también en publicaciones de Madrid como Neo2 o Vanidad, poco a poco mi nombre se fue expandiendo pero seguía haciendo lo que sentía. Aposté por una visión sencilla, más mediterránea y menos dada al exceso y a todo lo que muchas veces relacionan con la moda. Cuando yo empezaba no estaba de moda hacer esto y aún así yo seguí por este camino, porque la moda es muy variante y, como tal, se suele pasar por fases. De hecho, cuando empecé a publicar en el extranjero mi vida se complicó en el mejor sentido de la palabra. Llevo la última década metido en un avión y ahora he parado a pensar un poco.
¿Se ha tomado un año sabático?
-Sí, pero en realidad estoy trabajando más que nunca prácticamente. Lo que pasa que he dejado de viajar y de ir a todos lados para centrarme más en otro tipo de tareas necesarias que siempre pasaba por alto. Me estoy replanteando todo de arriba abajo, viendo las cosas desde otra perspectiva. Preguntándome el por qué de todo lo que hago y de lo que quiero continuar haciendo porque la moda, como reflejo del mundo, se ha acelerado muchísimo en los últimos años. Se ha convertido en una especie de vorágine, donde impera la rapidez y lo inmediato.
¿Se ha perdido calidad al apostar por esa inmediatez?
-Pienso que sí, que se ha devaluado completamente todo el sistema, porque los valores que había antes al menos eran la base de las estructuras y ahora eso ha desaparecido. Ahora es todo muy aleatorio y extraño. Por ejemplo, si nos guiamos por plataformas digitales como Instagram, lo que tiene éxito ahí es absolutamente incomprensible para mí. Pienso que igual que existen el fast food y la comida de calidad, también existe el fast fashion y el slow fashion, digamos. Tú como consumidor decides si quieres estar en una tablet todo el día o quieres seguir leyendo un libro. Ahí creo que aún podemos decidir.
¿Cómo encaja su visión de sencillez en un sistema “complicado”?
-La moda es una estructura complicada donde las cosas funcionan de una manera determinada. Es como la vida en sí. Hay veces que tienes que ir con cuidado para ver dónde pisas y cómo. Ocurre en todas partes pero en la moda, al trabajar con equipos efímeros, hay mucha soledad y caminos donde debes ir con mucha paciencia, persistencia y confianza. En ocasiones toca hacer cosas que no van muy acorde con tu estilo y al final, esa forzadura conlleva a que el trabajo que realizas no sea brillante, porque ni tú estás haciendo lo que quieres ni está saliendo como debería. Por lo demás, es ir sintiendo y sorteando, llevando las cosas a tu terreno tanto como puedes.
¿Diría que lo ha conseguido?
-A rasgos generales sí. No hay más que ver que las propuestas que en su día me fueron rechazadas, al cabo de unos años están a la orden del día. Un retrato y un fondo blanco, antes, me hubieran dicho que era “una sosez” y ahora está a la moda. De todas formas, intento relativizar las tendencias y hacer caso a lo que yo siento. No necesito 30 focos para sacar una foto, con la luz que entra de la ventana me es suficiente, por ejemplo. O una esquina de mi casa. Trabajo con ese tipo de cosas sencillas y la ilusión del principio sigue estando ahí. Ahora bien, en estos momentos estoy preguntándome el por qué de todo y planteándome distintos tipos de publicaciones, sin perder la perspectiva de la moda.
¿Qué le queda por cumplir?
-En cuanto a la moda, continuar encontrando plataformas donde publicar y que estas sigan estando disponibles. En cuanto a la fotografía, quisiera potenciar más mis trabajos personales. Creo que llegará el momento de hacer lo que realmente me apetece, publicaciones más personales, exposiciones, libros, etc. Siempre digo que si quieres, puedes, porque a fin de cuentas, la suerte que tiene un fotógrafo es que solo depende de hacer sus clicks.