Tras años en los que las librerías solo eran noticia por su cierre, 2017 finaliza con la apertura de, al menos, tres nuevos espacios. Librerías que se reinventan y no solo ofrecen libros. “Queremos que sea un punto de encuentro y debate cultural, con charlas, presentaciones, recitales de poesía y monólogos”, explica Nuño, quien se decidió por Errenteria -lugar de nacimiento de su marido, ella es mexicana- para “descentralizarse de Donostia y dar voz y espacio a las diferentes culturas”.

“Es un lugar abierto a la cultura, en el que la gente puede pasear, hojear los libros y tomar café. Un lugar acogedor y no un centro comercial. Una librería de verdad”, indica Benito, quien se convenció en aventurarse con la librería “porque alguien tenía que lanzarse”. “En enero cerró Oskarbi, un lugar de toda la vida, y no quería que Irun se quedara sin librería”, comenta. Así, en poco más de medio año, Brontë ha acogido charlas, presentaciones y actos especiales como una tarde sobre Jane Austen típicamente británica con té y pastas.

Las tres librerías han comenzado su andadura con muy buen pie. “No me puedo quejar. Hay gente que busca cualquier excusa para hacer un regalo y coger algo”, indica la propietaria de Brontë, que añade que tanto cariño le llena de energía. “Está claro que una librería es un camino a largo plazo, y más una en la que no tienes los best sellers de turno”, apunta, por su parte, la librera de Tobacco Days. “Pero estoy muy contenta de cómo han ido estos primeros meses: estar en Tabakalera ha ayudado mucho”, añade.

Comprar en un pequeño comercio no es lo mismo que hacerlo en una gran superficie y en ello radica precisamente parte del éxito. “Muchas personas pasan de ser clientes a amigos. Hablamos de la familia, del tiempo y hasta del perro. El trato que les damos aquí es diferente”, observa Nuño. Benito comparte la misma impresión y asegura que la paciencia del cliente le ha sorprendido para bien. “Está claro que no podemos competir contra Amazon y su rapidez. Tengo el cuaderno de pedidos lleno y, a veces, tengo que decir que el libro que querían está agotado. Aunque lo podrían ver con malos ojos, me dicen que no pasa nada”, expresa.

Quien quizá percibe menos este trato de pequeño comercio es la propietaria de Tobacco Days. “Al estar en Tabakalera, muchas familias vienen a pasar el rato porque hace mal tiempo o muchos turistas se pasean con las maletas haciendo tiempo hasta que sale su bus de la estación”, expresa García, advirtiendo, eso sí, que estar en este espacio también tiene ventajas. “La gente viene más predispuesta y nos aprovechamos de las actividades culturales que se realizan”, asegura, y añade que ése es el camino a seguir en 2018: espera “asentarse” y pasarlo bien mientras trabaja.

“Hemos creado una comunidad”

Cada una de estas nuevas librerías ha recogido, en parte, la estela de Garoa. La librería de Zarautz refundó su identidad en 2011, convirtiendo el establecimiento en algo más que una tienda de libros. Conciertos, charlas y monólogos conviven desde entonces entre las estanterías repletas de novelas. El experimento, con los años, no ha podido salir mejor. “Ya sabemos cómo se mueven las cosas y hemos creado una comunidad: no solo se acercan a las actividades, sino que aportan ideas y preparan ellos mismos las presentaciones”, explica Imanol Agirre, uno de los dos rostros, junto a Oier Aranzabal, de la librería.

Sin embargo, para Garoa, 2017 no ha sido un año redondo. El cierre de la librería de Donostia en febrero todavía le sigue rondando por la cabeza a Agirre. “Muchas veces me acuerdo de ella y me pregunto por la situación que estaría viviendo ahora”, explica.

El librero asegura que el cierre se debió a temas de índole personal. “La librería era un monstruo que me estaba devorando a mí, en vez de al revés”, apunta, aunque dice tener claro que nunca se arrepentirá de su apertura. “Lo que pasa es que no podía ser que antes de un concierto ya estuviera deseando que terminara”, relata y explica que, ahora, tras mucho tiempo, tiene tiempo “hasta para leer”.

Para Agirre, que reconoce que a pesar del cierre de Donostia 2017 ha sido un año positivo, la inauguración de nuevas librerías es una estupenda noticia. “Son buenos tiempos si conseguimos que las personas se atrevan con sus sueños, sean una librería o una carnicería”, apunta.

“Siempre han existido las librerías. Los lectores son los mismos, no es que ahora haya más”, añade, indicando que, no obstante, la situación con ejemplos como Noski!, Tobacco Days y Brontë, e incluso la apertura de la Casa del Libro en Donostia, demuestran que la mentalidad ha cambiado: “La pequeña comunidad que se acerca a Garoa disfruta, pero es cierto que todavía queda mucho por hacer. Vivimos en un mundo en el que todo va súper rápido y la gente quiere las cosas cuanto antes. Lo que pasa es que va tan rápido, que al día siguiente ya se han olvidado de lo que buscaban”.

El año 2018 se presenta para Agirre cargado de proyectos, aunque también quiere “disfrutar de la familia”. Un año que tiene claro que traerá consigo la apertura de más librerías y sugiere que entre ellas podría tener cabida una nueva Garoa.