Donostia - Cuando un armenio quiere que se cumplan sus anhelos más secretos, ata una tela a la rama del árbol de los deseos. Esa tradición ha servido al director guipuzcoano Juanmi Gutiérrez para titular su nuevo documental, Oihalak adarretan (2016), que retrata al pueblo armenio desde diferentes puntos de vista y se proyectará hoy a las 16.30 horas en el Festival de Cine y Derechos Humanos.

Según apuntó Gutiérrez, su nuevo trabajo es “coherente” con la trayectoria de su productora, Zazpi t’erdi, que practica lo que denomina “cine pobre”, realizado con presupuestos “muy bajos” pero eficaz como método para “abrir puertas a realidades cercanas poco conocidas”. Es el caso de Armenia, uno de los pueblos más antiguos y desconocidos del mundo. Situado al sur del Cáucaso, durante la historia ha sido ocupado por diferentes potencias extranjeras -persas, romanos, asirios, otomanos...-. En 1915 sufrió un genocidio a manos de Turquía que acabó con la vida de millón y medio de personas y provocó un éxodo masivo. Tras la caída de la URSS en 1991, Armenia dejó de ser una república soviética para convertirse en un país independiente y soberano que ha perdido gran parte de su territorio, que hoy limita con Turquía y Azerbaiyán. La actual crisis económica ha hecho emigrar a muchos armenios y se calcula que hay siete millones repartidos por el mundo, más del triple de los que permanecen en el país.

La génesis del documental está en un viaje turístico que Gutiérrez y Kany Peñalba realizaron a Armenia, donde conocieron a una guía con la que entablaron una relación “profunda e íntima” que despertó su interés por el país. Le hicieron una entrevista a la que más tarde siguieron otros encuentros con armenios que siguen en la patria y con otros que viven en las diásporas de Francia, Valencia, Catalunya o Euskadi.

Una de las protagonistas del documental es Hélène Handalian, que se crió en París, a donde su padre llegó huyendo del genocidio armenio en el que murió buena parte de su familia. Hace años que reside en Donostia, regenta una academia de idiomas -el euskera es solo una de las múltiples lenguas que puede hablar- y está casada con el historiador vasco Joseba Intxausti, que también aporta su sabiduría al filme.

Además de fabular con “cierto parentesco y relación” entre los pueblos vasco y armenio, Gutiérrez da voz a un grupo de personas que hablan de sus “motivaciones” y de su amor al país. “Tienen un sentimiento sagrado pero doliente. Es un pueblo de sufridores. No es una película risueña, deja un sentimiento de nostalgia”, reconoció el realizador, apoyada por Handalian: “El armenio es un pueblo muy nostálgico, echa de menos su país, su música... pero es muy acogedor”. “Eso es verdad, te enamora completamente”, asintió el director.

Dos largometrajes más Una historia de locos (22.30) es la última película de Robert Guédiguian, cineasta francés que hace dos años recibió el premio de honor del festival donostiarra y que también se acerca al tema armenio en la adaptación libre del relato autobiográfico de José Antonio Gurriarán, que en 1980 sobrevivió a un atentado. El tercer filme del día será Among The Believers (19.00), producción entre EEUU y Pakistán, es un documental sobre el clérigo Abdul Aziz Ghazi, seguidor de ISIS y aliado de los talibanes, que quiere imponer la Ley Islámica en Pakistán como ejemplo en todo el mundo.