En l984, el Sindicato Nacional de Mineros del Reino Unido organizó una huelga a nivel nacional con el consiguiente cierre de las minas. El gobierno de Margaret Thatcher respondió con dureza, en muchos casos con brutalidad. Entre los numerosos grupos que apoyaban a los huelguistas había unos activistas gais que, después de la manifestación del Orgullo Gay de aquel año, decidieron recaudar fondos para las familias de los mineros porque consideraban que sus enemigos eran los mismos: el gobierno Thatcher, la policía y la prensa amarilla. Adoptaron el nombre de “Lesbianas y gais apoyan a los mineros” (LGSM). Al descubrir que el sindicato de mineros no aceptaba sus donaciones, no se desanimaron.
Decidieron saltarse al sindicato e ir directamente a los mineros. Escogieron un pueblecito de Gales al que se dirigieron con su camioneta. Durante los casi doce meses que duró la huelga, LGSM fue uno de los grupos que más fondos recaudó en todo el Reino Unido.
Basándose en aquel hecho real, Pride (Orgullo), cuenta una historia divertida y conmovedora. Habla de dos mundos completamente diferentes que chocan y acaban por unirse por una causa común tirando por tierra todo tipo de prejuicios.
Desde el punto de vista histórico, la película se hace eco de dos luchas, la gay y la obrera, que han sido fundamentales en la transformación del Reino Unido. Como señala el guionista Stephen Beresford, el impacto político de esta pequeña historia fue duradero: “El LGSM, sin proponérselo, fue capaz de romper muchas barreras y permitió que los derechos gais se incorporaran al manifiesto del Partido Laborista y al acta del Congreso de Sindicatos”.
La lucha de los mineros también fue una de los más sonados en la historia sindical británica, la confrontación más importante entre un sindicato y el gobierno de Thatcher, caracterizado por sus políticas ultraliberales.
Los pueblos mineros eran conscientes de que toda una generación y también la siguiente dependían del carbón y peleaban por su derecho al trabajo. Pero la lucha no era solo laboral, sino también ideológica.
“Fue una batalla clave en una guerra más amplia: el bien de todos contra los intereses individuales; la sociedad contra el individualismo, y el socialismo contra el capitalismo”, comenta el director de la película Matthew Warchus. Y sigue diciendo: “Unos años después de la huelga, Margaret Thatcher dijo que la sociedad per se no existía, que solo había hombres, mujeres y familias. Los personajes principales de Pride (Orgullo) están convencidos de lo contrario, creen que la unión hace la fuerza”.
La huelga de los mineros no hubiera sido posible sin el apoyo de miles de personas de todo el Reino Unido que se unieron para ayudar a los mineros y a sus familias. Y entre todos esos grupos destacaron los gais y lesbianas, que sabían qué era ser vilipendiado y atacados. Hace tan solo unas décadas, una mera demostración de afecto entre dos personas del mismo sexo podía significar años de cárcel. Los años 80 fueron también los años de la crisis del SIDA, tal y como se refleja en la película. Un diagnóstico positivo era devastador y la actitud general ante la enfermedad era muy diferente de la actual.
risas y lágrimas La cinta refleja todas esas duras realidades, pero no desde la tragedia, sino desde la comedia. El humor de Pride (Orgullo) surge en buena parte del choque entre los mineros, con fama de personas serias y sensatas, y los activistas gais y lesbianas nada comedidos, ni en su aspecto, ni en su forma de ser. El retrato social está salpicado de risas y lágrimas, de intensidad y realismo, gracias a al brillante guion y a la interpretación de los actores, que han logrado el aplauso del público británico y de la crítica.
El director del filme, Matthew Warchus debutó como realizador con la película Círculo de engaños y ha obtenido varios premios Olivier y Tony por sus trabajos en el mundo del teatro y el musical. En el reparto, encontramos a actores consagrados y a jóvenes desconocidos. Entre los rostros familiares para el público, figuran Bill Nighy (Cliff) que ha participado en Valkiria, Love actually y Piratas del Caribe: en el fin del mundo; Imelda Stauton (Helfina), conocida sobre todo por su personaje de profesora Umbridge en la saga Harry Potter, así como Dominic West, que ha tenido papeles protagonistas en Chicago y Star Wars: Episodio I, La amenaza fantasma.
Una recopilación de grandes temas musicales sirve de banda sonora perfecta para transportar al espectador al año 1984; Frankie Goes To Hollywood (Relax), New Order (Blue Monday), Pet Shop Boys (West End Girls), Culture Club (Karma Chameleon), Queen (I Want To Break Free), o Bronski Beat (Why), son algunos de los ejemplos de una banda sonora de lujo compuesta por 40 títulos editados.