El verano trae consigo sol y vacaciones, pero también aumenta el riesgo de sufrir picaduras de insectos. Mosquitos, avispas, arañas, e incluso hormigas o garrapatas, encuentran en esta época el momento perfecto aparecer y molestarnos.

Saber reconocer qué insecto nos ha picado puede ayudarnos a aliviar el malestar y, en casos más graves, a buscar atención médica a tiempo.

Picaduras de mosquito: molestas, pero inofensivas

Son las más comunes y fáciles de identificar. Tras la picadura de un mosquito, suelen aparecer pequeños bultos rojizos que provocan picor intenso a los pocos minutos. Aunque pueden resultar irritantes, por lo general desaparecen por sí solos sin complicaciones.

Simplemente se debe lavar la zona con agua y jabón, aplicar una crema calmante o antihistamínica, y evitar rascarse para prevenir infecciones. No suele ser necesario acudir al médico salvo en casos de alergia severa.

Avispas y abejas: riesgo alérgico

Las picaduras de avispa son más agresivas. Provocan un dolor agudo inmediato, enrojecimiento, hinchazón localizada y, en ocasiones, calor o escozor persistente.

A diferencia de la abeja, la avispa no pierde el aguijón y puede picar varias veces.

La picadura de abeja es similar, pero deja el aguijón incrustado en la piel. Este contiene una pequeña bolsa con veneno que puede seguir liberando toxinas si no se retira correctamente. Se debe retirar el aguijón raspando con una tarjeta o un objeto de borde recto, pero nunca con pinzas.

Lavar la zona y aplica hielo o una crema antiinflamatoria, y si aparecen síntomas como dificultad para respirar, hinchazón generalizada o mareo, acudir inmediatamente a urgencias, ya que podría tratarse de una reacción anafiláctica.

Es importante saber que más de 50 picaduras de avispa pueden causar toxicidad; 100 pueden ser letales en niños y 500 en adultos.

Una abeja en una flor. Pablo Viñas

Arañas: síntomas más variados

Con más de 45.000 especies en el mundo, distinguir una picadura de araña concreta es difícil. Sin embargo, suelen dejar dos pequeñas marcas punzantes, con dolor localizado, enrojecimiento, hinchazón y, a veces, pequeñas ampollas. En casos raros pueden causar fiebre, fatiga o malestar.

En el Estado, las especies más preocupantes son la viuda negra ibérica y la araña vagabunda. Sus picaduras pueden provocar sudoración profusa, aumento de la presión arterial, taquicardia o dificultad respiratoria.

Ante una picadura de araña se debe limpiar la zona, aplicar hielo y acudir al médico si hay síntomas sistémicos o si no mejora en 24-48 horas.

Una araña teje su telaraña en una ventana. Freepik

Hormigas y otras amenazas inesperadas

Las hormigas de fuego (2-6 mm) son especialmente agresivas. Su picadura provoca un ardor intenso, como una quemadura de aceite caliente, y pequeñas pústulas que pueden tardar días en curarse.

Es importante evitar rascarse, aplicar cremas calmantes y mantener la zona limpia. No suele ser necesaria atención médica, salvo infección o reacción alérgica.

Cuándo acudir al hospital

Se debe acudir a urgencias si se nota:

  • Dificultad para respirar.
  • Hinchazón en labios, lengua o garganta.
  • Mareo o pérdida de consciencia.
  • Reacciones cutáneas extensas o fiebre alta.

En resumen, aunque la mayoría de las picaduras sean inofensivas, identificar correctamente su origen y saber cómo actuar puede marcar la diferencia. Es importante protegerse usando repelente, ropa adecuada y revisando bien la piel después de actividades al aire libre.