donostia - “Me gusta desestabilizar al público”, declaró ayer el director François Ozon en la rueda de prensa de su nueva película, Une nouvelle amie, con la que compite en la Sección Oficial por la Concha de Oro. Y lo cierto es que lo hizo. Después de una escena con el que ponía los pelos de punta a los espectadores, venía otra que provocaba una carcajada al público. La identidad sexual, las familias no tradicionales y el duelo por la muerte de un ser querido se mezclan en un filme que, según aseguró su director, “comienza como un melodrama, pero cuenta con muchos momentos cómicos”.
El largometraje narra la historia de Claire. Tras la muerte de su mejor amiga, Laura, se dispone a cuidar de su marido y su hija recién nacida, como le había prometido. Pero se encuentra con una sorpresa que cambiará su vida. “Claire es un personaje misterioso y silencioso, y todo lo que ocurre se puede ver a través de su mirada”, explicó Anaïs Demoustier, la actriz que encarna a la protagonista. Agregó que sólo el público es su cómplice, el único que sabe todo lo que ella ve. “Soy la única que ve la evolución de David, el viudo de Laura”, señaló. Y es que David afronta su duelo de una manera sorprendente, ya que la muerte de su mujer le lleva a construir su verdadera identidad.
“El personaje al que interpreto en un principio muestra torpeza, pero al final llega a un punto en el que está confiado”, aclaró el actor Romain Duris. También apuntó que como actor vivió algo parecido. “Al principio me veía más torpe interpretando este papel, pero poco a poco fui ganando confianza”, añadió.
La polémica que hay en Francia por la legalidad del matrimonio homosexual fue uno de los alicientes de Ozon para contar esta historia. “Ya se han hecho muchas cosas para que la gente abra los ojos, pero yo he querido hacer algo que impacte más, que no se olvide fácilmente -declaró-. Quería que la gente comprendiese que también hay parejas diferentes”. Sin embargo, subrayó, no quería ningún drama, sino “una bonita historia de amor”, pero una “historia diferente”. Para ello, el director y guionista del filme utilizó un relato que ya le habían contado, y lo justificó con un momento de duelo al principio. “Empecé a preguntar más, hasta que algo que me contaron me sirvió para crear a David, el viudo de Laura -continuó-. Después está Claire, un personaje que, de alguna manera, revive a su amiga”, lo que crea un punto de unión entre los dos protagonistas desde el comienzo de la historia.
Un personaje tan complejo como el de David requería a un actor que estuviese a la altura. “Pensé en Romain por unas declaraciones suyas que había escuchado, y le llamé”, recordó el director. Hicieron unas pruebas y, según afirmó Ozon, sintieron “una alegría casi infantil”. El actor se mostró de acuerdo, y agregó que el director le transmitió mucha confianza.
Aparte de ser el director, Ozon se encargó del guión del filme. “No me gusta tanto escribir guiones, pero lo veía necesario en una película tan compleja como esta”, explicó. Lo que sí le gusta mucho es trabajar con los actores, según aseguró. Y es algo que les transmite. “Al ser tan reconocido, no pensaba que fuera a ser tan entusiasta en el rodaje”, admitió Demoustier, y agregó que “es muy comunicativo con nosotros”. Además, en esta ocasión, Ozon también disfrutó especialmente de la postproducción, “muy satisfactoria”, a juicio del director. El Zinemaldia supone un último paso, donde puede ver la respuesta del público. “Además, en Donostia hay un verdadero público, algo que agradezco y uno de los motivos por los que me gusta tanto el Festival”, concluyó el ganador de la Concha de Oro de 2012 por En la casa.