Impresionantes rascacielos surcados por aviones y vías elevadas; proletarios alienados que trabajan a las órdenes de un poderoso industrial que controla la ciudad desde su torre de Babel; un doctor loco que crea un emblemático robot.... No cabe duda de que Metrópolis (1927), el clásico mudo de Fritz Lang, es una de las películas más icónicas de la Historia del Séptimo Arte. De hecho, es uno de los pocos filmes incluidos en el registro Memoria del Mundo de la Unesco. Ahora, 87 años después de su estreno, el museo San Telmo acoge la exposición Metrópolis: la obra maestra reencontrada, que desentraña todos los secretos de esta joya.
La muestra está producida por la Cinemateca y el Museo del Cine alemán, y llega a Donostia después de ser disfrutada en Berlín, París, Toulouse y Turín. En las próximas semanas, podrá visitarse con entrada libre en el Laboratorio de San Telmo, donde permanecerá hasta el 2 de noviembre, coincidiendo con la Semana de Cine Fantástico y de Terror.
Según explicó la comisaria Kristina Jaspers, técnico de la cinemateca germana, la exposición incluye 115 fotografías, acuarelas, dibujos y copias de grabados relacionados con la película. “Son reproducciones porque los materiales originales están dañados y no podemos permitirnos que anden circulando por el mundo”, aseguró Jaspers, que también destacó la presencia de audiovisuales y fotos del rodaje digitalmente restauradas que permiten conocer mejor el proceso de creación del maravilloso filme.
Numerosos bocetos muestran cómo se concibieron, antes de ser llevados a la pantalla, escenarios como la ciudad de los hijos, la sala de máquinas, las catacumbas o la catedral... Algunos decorados, repletos de colosales edificios, coches y aviones, son de una modernidad tal que todavía hoy asombran. Es también el caso de los trajes -“algunos muy eróticos”- que lucen varios personajes y que fueron diseñados en los años 20 del pasado siglo “intentando imaginar cómo sería la moda del año 2000”.
“La exposición expresa la visión artística que desarrollaron Fritz Lang y su equipo, compuesto de los mejores arquitectos de escenarios, camarógrafos, técnicos de efectos especiales y diseñadores de vestuario”, aseguró la comisaria. También citó el célebre robot de la película, concebido por un ingeniero de la época a partir de una mezcla de conglomerado de virutas de madera mezclado y escayola. “Llama la atención cómo siendo tan moderno la prensa de la época no mencionó el robot, una figura recurrente en la historia del cine, como también lo es la transformación de una persona en máquina”, aseguró Jaspers.
Precisamente, la exposición permite descubrir mediante gráficos interactivos cómo se realizaron los efectos especiales de la película, en la que se empleó un refinado sistema de iluminación múltiple para la secuencia en la que el personaje de María es transformado en androide.
Hay otras curiosidades como una serie de billetes que supuestamente eran la divisa de la ciudad de Metrópolis, o varias fotografías -algunas tomadas por el propio Lang- que reflejan lo extenuante de una producción que se prolongó durante tres años. “La protagonista tenía 17 años cuando empezaron a rodar y en los últimos meses había crecido tanto que tuvieron que adaptarle el traje del robot”, recordó.
Hallazgo en argentina El contenido erótico de algunas escenas hizo que la versión original, cercana a las tres horas, sufriera múltiples cortes para su estreno en Estados Unidos. Así, la versión que ha perdurado prácticamente desde su estreno apenas llegaba a los 120 minutos. Por fortuna, en 2008 se descubrió en Buenos Aires una versión casi completa del filme en 16 milímetros, lo que permitió sumar media hora más de interesante metraje. Kresala Zinekluba y la Semana de Terror han organizado un pase gratuito para el 20 de octubre en los cines Trueba, donde podrá verse la versión extendida y restaurada de esta obra maestra reencontrada.