Cannes - Abel Ferrara es directo como un puñetazo en el estómago, igual que su cine. Responde a cualquier pregunta a borbotones, con acento neoyorquino, muchos tacos y con la misma franqueza que ha vertido en Welcome to New York el viaje a la oscuridad del sexo y el poder de Dominique Strauss-Kahn (DSK). "No estoy hablando de la Biblia ni del puto Julio César, dame un respiro", dice tras estrenar en Cannes -al margen del festival- su polémica película, que el exdirector gerente del Fondo Monetario Internacional (FMI) llevará a los tribunales por difamación y que su exmujer, Anne Sinclair, ha tildado de antisemita tras sentirse "asqueada".

"Si no te gusta el calor, no entres en la cocina, tío", dice Ferrara para referirse al ruido que ha causado la cinta antes, durante y después de su estrenom, sin alfombra roja, en el Mercado de Películas del Festival de Cannes.

En ella coloca delante de la cámara al francés Gérard Depardieu, otro artista libérrimo y excesivo que, guiado por su "instinto", aparece retratado con desenfreno, grotescamente obeso y desnudo, en un filme que imagina el viaje psicológico que llevó a Strauss-Kahn a una vida de lujuria y autodestrucción.

"Depardieu Conoce a (Vladimir) Putin, a Fidel Castro y luego sale con chicos de barrio. Es un tipo muy especial. Tiene un problema de impuestos, rompe su pasaporte y se lo tira a la cara al puto presidente de Francia ¿Quién más hace eso?", dice Ferrara.

A Depardieu "no tienes que decirle nada" para dirigirle, solo "echar la cámara hacia atrás" para que su panza entre en el plano, bromea el autor. El intérprete francés encarna a un DSK pornográfico y brutal que se refugia en las orgías para evitar enfrentarse a sus problemas, "como un vampiro bebiendo de la sangre de las jóvenes a las que se folla", arroja Ferrara. - Efe