Con sus muñecos de látex que caricaturizaron a toda una generación de políticos británicos, el programa que revolucionó la sátira moderna, Spitting Image, nació hace 30 años. La cadena ITV emitió el primer episodio el 26 de febrero de 1984, cuando los británicos empezaron a reírse de su clase dirigente cada domingo durante más de once años en los que el ingenio y la originalidad de sus creadores marcaron una época. Una Margaret Thatcher (de 1979 a 1990) vestida con traje de hombre, con sus rasgos faciales pronunciados y dando órdenes de estilo militar a unos ministros siempre sumisos, fue tal vez el personaje más célebre de los realizados para este programa. Spitting Image nació del ingenio de Peter Fluck y Roger Law, dos ilustradores más asociados a la prensa escrita pero cuya capacidad de invención ayudó a crear unas marionetas que cautivaron la imaginación del público. Además de muy costosos, estos muñecos necesitaban cinco personas para funcionar.
Con motivo del aniversario, el centro de conferencias Southbank, en Londres, dedica mañana una charla a escritores y ilustradores sobre el efecto de este programa en la vida política británica. Spitting Image salió al aire en unos momentos en los que Thatcher disfrutaba de una gran popularidad, pues en 1982 había salido victoriosa de la Guerra de las Malvinas frente a Argentina, y su poder se afianzaba con una manera de gobernar cada vez más implacable. Fue así como el programa la caricaturizó como una política tirana, que acosaba a sus ministros con continuas exigencias, que fumaba puros y recelaba de todo lo que fuera francés.
Casi todos los políticos relevantes de los años en los que el Partido Conservador dominó la política del Reino Unido fueron convertidos en muñecos con movimiento, aunque la familia real tampoco se salvó. Así, la reina Isabel II aparecía con labios pronunciados, siempre pintados de rojo, con tiara o corona y, a veces, con un pañuelo en la cabeza, mientras la reina madre llevaba gorro de dormir. El primer ministro John Major fue convertido en un político gris, desde el pelo hasta la piel, con una inclinación compulsiva por los guisantes que le preparaba cada día su mujer Norma. El programa le inventó además a Major una amante, la entonces atractiva diputada Virginia Bottomley, por la que el muñeco de látex que encarnaba al premier suspiraba cada vez que la veía. A Kenneth Clarke lo retrató como un político obeso y borracho, a pesar de ser ministro de Sanidad, mientras que el titular de Exteriores Geoffrey Howe resultó un personaje aburrido que se pasaba todo el tiempo hablando a las ovejas.
reagan y blair También pasaron por las críticas el expresidente estadounidense Ronald Reagan, ridiculizado con una nariz pronunciada, unos dedos exageradamente largos y con problemas de memoria, pues rara vez contestaba a las preguntas de los periodistas. Aunque satirizó a políticos tories, los laboristas también tuvieron su tiempo, como un Blair con una sonrisa exagerada que prometía mejorar la Sanidad y crear escuelas pero dando rodeos a la hora de explicar su financiación. El éxito de Spitting Image fue rotundo y llegó a tener una audiencia de 15 millones de televidentes, lo que le convirtió en toda una institución, hasta que fue retirado en 1996 por su caída de audiencia.