EL Museo Cristóbal Balenciaga de Getaria acoge desde ayer y hasta el 15 de septiembre la primera exposición temporal del año, Balenciaga y la alta costura en Barcelona. Proximidades y distancias, realizada en colaboración con la Colección textil Antoni de Motpalau.
La muestra investiga la presencia que tuvo el diseñador entre 1935 y 1968 en Barcelona y la influencia sobre los modistos catalanes de la época dorada de la alta costura como Pedro Rodríguez, Manuel Pertegaz, Asunción Bastida, Carmen Mir, Rosser, Santa Eulalia o El Dique Flotante, entre otros.
Según explicó ayer el director de la institución, Javier González de Durana, "el objetivo es que Balenciaga sea conocido no solo por sus creaciones, sino por el contexto, ya que son muchos los creadores que trabajaron con él". Por tanto, señaló, "conocer el contexto de Balenciaga es conocerle a él". Aunque eran creadores distintos todos estuvieron influenciados por Balenciaga, por lo que existe una relación "causa-efecto" entre las creaciones de unos y de otros. Así, conocer el trabajo de Pedro Rodríguez o Pertegaz, por ejemplo, en buena medida es "conocer a Balenciaga".
El comisario de la exposición y director de la Colección textil Antoni de Motpalau, Josep Casamartina i Parassols, aseguró que la Colección nació en 2004 para preservar tejidos casi desaparecidos de art nouveau y art decó, del año 1930. En este caso ha querido "resaltar" la presencia de Balenciaga en Barcelona, no presentar al modisto como el "centro del mundo" sino también "contextualizarlo" con el resto de creadores. Desde esa idea comenzó la "caza obsesiva" de los vestidos y el inicio del "rastreo", admitió Casamartina. Un trabajo nada fácil por ser un mundo "cerrado y exclusivo" y por la poca relación que mantenía el modisto guipuzcoano con sus clientas -algunas ni siquiera le conocieron en persona-. Todo ello ha dificultado la recopilación de los vestidos. Muchas de sus clientas donaron los trajes a la parroquia y por eso Casamartina señaló que es complicado encontrar el trabajo realizado por Balenciaga; en concreto, ha localizado seis piezas que están expuestas en la muestra.
Bocetos y bordados
Margarita Gabarró
También se puede observar un vestido de calle de los años 30 -que no es una pieza "espectacular", según dijo Casamartina-, un traje de tul que apareció en casa de unos coleccionistas, tres piezas de Margarita Gabarró, una de las principales clientas de Balenciaga, y el vestido emblema que da imagen al catálogo de la muestra, una pieza de gasa negra sobre forreau en crespón de seda del mismo color con cierre frontal de botones. Otras seis creaciones del modisto han sido rescatadas de los fondos del Museo; destacan un vestido de noche en gazar de seda azul añil de los años 60 o las túnicas que diseñó para el Orfeón Donostiarra de crespón de seda, así como 36 piezas de sus compañeros de profesión catalanes.
La exposición cuenta con 78 piezas, 50 bocetos y 30 bordados, lo que supone una novedad, ya que en las anteriores exposiciones solo había vitrinas con vestidos. González de Durana explicó que han realizado cambios y que los visitantes conocerán una nueva "museografía" que da cabida a otro tipo de materiales, como bocetos, dibujos, revistas, fotografías y vídeos. Un escenario diferente y flexible que es capaz de albergar materiales diversificados y hacen la visita más "rica en matices". Además, se puede ver un documental que aborda la influencia del modisto en sus coetáneos catalanes. Recoge testimonios de primera mano de tres clientas, dos hijos de clientas, una modista y la modelo de los años 40 Lolita Laporte.
La muestra está dividida en tres áreas, la primera se centra en los años 1930 y 40, cuando Balenciaga se establece en Barcelona y afianza su relación con Pedro Rodríguez; la segunda, se centra en la década de los 50 y la etapa de la consolidación de la Cooperativa de la Alta Costura, a la que Balenciaga nunca perteneció. "No le hacia falta" señaló Casamartina. La última parte, la de los años 60 y 70 muestra su influencia a través de modistos como Juan Camon o el donostiarra y discípulo de Balenciaga Miguel Elola, que ayer acudió a Getaria. La muestra concluye con un abrigo de Josep Font de 2006 como testimonio del profundo legado de Balenciaga en la moda barcelonesa. También destaca una selección de sombreros de Pilar Gabasa, Elena Katona, Modas Badia o Rius de Forns, entre otros.