madrid. Paul Weller, exlíder de The Jam y figura fundamental de la música británica, le daría un puntapié a los banqueros, al menos eso dijo mientras fantaseó en una charla sobre las derivaciones del título de su último disco, Sonic Kicks (patadas sónicas), en el que muestra, aseguró, su gran estado de forma.

El que será su undécimo álbum de estudio en solitario sucede al aplaudido Wake Up The Nation (2010), que le valió su segunda e infructuosa nominación al Mercury Prize, el premio que los profesionales de la industria musical conceden al mejor disco del año en Reino Unido e Irlanda. "Debería haberlo ganado esa última vez", respondió Weller con una media sonrisa, al preguntarle durante una fugaz visita a Madrid por las razones por las que el galardón le resulta tan esquivo. "Falta de gusto, supongo", añadió con gesto travieso. Quizá envalentonado por aquello, Weller (Woking, Inglaterra, 1958) regresa con toda la artillería en un disco "ecléctico" en el que mezcla sus numerosas influencias, en busca de un sonido "del siglo XXI".

El resultado, detalla su web, es una combinación de pop, "exploraciones jazzísticas en la psicodelia y el estilo dub", paisajes abstractos y fondo folk, con "melodías afiladas". Hay "rockabilly espacial", "explosiones de krautrock" e, incluso, cierto "sentimiento flamenco". "No hay nada de country western en él", bromeó al enumerarle la variedad de estilos de este álbum, cuyo sonido calificó como "diferente" respecto al de su predecesor, a pesar de contar por tercera vez como coproductor con Simon Dine. Weller, que ha lanzado siete discos en los últimos doce años, se siente "en un momento genial desde el punto de vista creativo" y afirmó que, cuanto más trabaja, su horizonte musical se expande más.

El nombre de Sonic Kicks le sirvió para declarar que "les daría una patada a los banqueros, porque son los que nos han metido en esta recesión", pero más allá del título, su nuevo álbum reúne otros golpes de efecto. Sus "amigos" Noel Gallagher y el guitarrista de Blur, Graham Coxon, intervienen tocando varios instrumentos. "Fue un trabajo casual, rápido y espontáneo, probando muchas cosas a ver qué sucedía", contó. No es la única participación significativa del álbum, en el que también aparecen su mujer y dos de su hijos. A éstos aconsejó, ante una eventual carrera musical, que "contraten un buen abogado, no crean todo lo que dicen los periódicos y que, si tienen una idea, la lleven hasta el final".