madrid. Los madrileños Sôber, que en su primer disco de estudio en siete años cargan contra la soberbia, reconocen que son muchos los pecados capitales en los que han incurrido, entre ellos la avaricia, que les llevó al desgaste. Con Superbia, que se publicó ayer, vuelven con las pilas cargadas, según dicen, "para quedarse".

"Nos fuimos con el listón muy arriba y dejando muchos conciertos colgados y volvemos porque tenemos cosas que decir", defiende en una entrevista con Efe Carlos Escobedo, voz y bajo de esta banda madrileña. Tras el disco Reddo (2004), Sôber se escindió en dos grupos, Savia y Skizoo, con los que dieron "rienda suelta a partes musicales que no cabían en Sôber", añade Escobedo.

Tras la reunificación, Superbia (en latín, soberbia) es el sexto disco de estudio de Sôber, aunque ellos dicen que tienen la "ilusión" del primero. Dicen haber trabajado mucho los arreglos, los solos y las dobles voces y, pecando de ego, aseguran haber facturado el "trabajo más importante" de su carrera.