TOLOSA. La segunda planta de Topic, el Centro Internacional del Títere de Tolosa, se convirtió ayer en la colorista morada del sinfín de personajes que habitan la exposición 30 años de muñecos animados. Charlie Rivel, Dulcinea del Toboso, los Lunnis o Beethoven son sólo algunos de los cientos de marionetas que han salido de la productora madrileña Muñecos Animados, dirigida por Manuel Román, Eduardo Guerrero y Antonio Aragón.
Este último es el productor ejecutivo de la empresa y ayer se convirtió en el guía de la visita que realizó este periódico a la muestra antes de su inauguración. Según recordó, llevan dedicados a la animación en directo desde hace 30 años, y aunque en la primera década se centraron en la creación de títeres para el teatro, en los últimos tiempos se han especializado en la creación de muñecos que cobran vida delante de una cámara. Algo casi mágico.
Iniciaron su actividad inspirados por la seminal aportación del estadounidense Jim Henson, padre de los teleñecos, y los muñecos británicos para adultos Spitting Images. En España los más célebres fueron los guiñoles de Canal Plus que se fabricaban en Francia, aunque la empresa de Aragón también creó varios para programas como Cuorelandia y Que trabaje Rita, de Canal 9 y Antena 3. En la misma vitrina descansan, entre otros personajes, Yola Berrocal, Alaska, el conde Lecquio o Belén Esteban antes de que sus fosas nasales visitaran el quirófano.
La creación de estas marionetas parte siempre de una caricatura sobre papel -"deben ser imágenes fieles"- que después se modela en barro. Tras construir la figura en látex, interviene un sinfín de artistas que se ocupan del vestuario, el maquillaje, la peluquería y el estilismo. "Hacer un muñeco de estos es un trabajo lento y complicado, porque el látex es muy delicado y se va oxidando con el tiempo. Además es muy difícil restaurarlo", asegura.
Con clara "vocación didáctica", la muestra está apoyada por paneles explicativos y vídeos que sirven para ver cómo se construyen y se manipulan los diferentes títeres, construidos con el citado látex o materiales tan diversos como la gomaespuma y la fibra de vidrio.
factor interpretativo Manuel Román, director artístico de Muñecos Animados, no pudo participar ayer en la inauguración, pero en el catálogo asegura que la fuerza de un títere ante la cámara "no está en sus acciones, sino en sus reacciones, en la impresión que provoca en el espectador el hecho de que ese ser que está viendo tiene vida porque siente lo que le rodea y reacciona ante ello".
Asimismo, Aragón concede una importancia primordial al factor interpretativo: "Trabajamos siempre con actores porque es más fácil enseñar a un actor a manipular que enseñar interpretación a un titiritero". Y la clave es hacer creíble al personaje, pues "un muñeco es sólo un recurso más en manos de un actor que debe saber interpretar al personaje".
Entre los atractivos de 30 años de muñecos animados figuran los dummies de la película de Javier Fesser, Mortadelo y Filemón, que son "réplicas exactas" de las caras de los actores. Hay también marionetas empleadas en obras de teatro recientes como Yo, Cervantes, tuve otras cosas que hacer, pero el grueso de la exposición lo ocupan figuras de programas infantiles como El conciertazo, Los Patata, 7 Pets y, sobre todo, Los Lunnis, la exitosa producción de TVE que la firma madrileña ayudó a desarrollar con gran fortuna. "Los Lunnis nos han dado mucho prestigio, junto a Pocoyo es la marca infantil de animación que ha marcado un hito en la España de los últimos años".
Muñecos Animados ha realizado además un "innovador" episodio piloto de una serie, Happy Family, que combina títeres con animación tradicional. Entre sus próximas ayudas a otras productoras figura la fabricación de los muñecos del musical de Broadway Avenue Q, cuya versión española se estrenará en otoño en Madrid. "Es un increíble musical para adultos donde los actores bailan, cantan, actúan y manipulan muñecos en directo". Otra vuelta de tuerca.