AL fijar la mirada en las creaciones de Iñigo Arregi (Arrasate, 1954), uno observa figuras contrapuestas, entrelazadas, que pueden llegar a recrear en la mente del espectador imágenes de personas, objetos o estructuras naturales. Todo ello, sin perder el aura de abstracción que emiten sus esculturas. En esa delgada -y bella- línea existente entre lo figurativo y lo sugestivo se mueven las obras del artista arrasatearra, tal y como muestra en la exposición que inauguró ayer en las Salas Kutxa Boulevard de Donostia.

Un total de 26 obras de Arregi componen la muestra escultórica que permanecerá abierta hasta el día 27 en la capital guipuzcoana. El visitante podrá conocer obras de gran tamaño de hierro y de madera, varias maquetas de trabajos ya colocados en entornos naturales y urbanos, así como varios relieves, todos ellos creados por el escultor en los últimos cinco años.

Los trabajos elegidos mantienen una línea coherente con la trayectoria de Arregi. Porque, según detalla el propio autor, su obra es "unidireccional" en ese sentido. Su lenguaje estético se expresa a través de "formas geométricas puras" y otras con un marcado carácter "orgánico". Aunque de sus obras hayan desaparecido los colores y las superficies pintadas, el lenguaje de sus creaciones sigue siendo muy parecido.

"Si bien la primera impresión es que se trata un obra abstracta, creo que me encuentro en una línea intermedia entre la abstracción y la figuración", confirma Arregi. Sus obras, no en vano, tienen "tics" de realidad, de objetos, de personas... Según explica el autor, "cuando uno se dispone a crear", los objetos "aparecen". "Es algo que no se puede controlar, porque en realidad no busco una figuración", refrenda.

Por el contrario, "a veces" concibe "una propuesta figurativa". "La voy desfigurando hasta el punto de que no se ve lo pensado anteriormente. Estoy en ese límite", resume.

La exposición organizada en Donostia recoge algunas esculturas de gran tamaño, realizadas en madera (pero a tamaño real, como si fueran de hierro); otras fueron concebidas en acero corten, cuya composición limita la oxidación del acero al exterior de la pieza. También se pueden ver de primera mano varias maquetas de piezas que en la actualidad se hallan repartidas en emplazamientos exteriores. Todo ello, sin olvidar los relieves.

el rol de la naturaleza

Toque final

"La escultura permite un recorrido perimetral, es algo muy cambiante. Depende de dónde mires, varía, mientras que los relieves sólo permiten una mirada frontal", diferencia el escultor arrasatearra.

Arregi define su escultura como "muy ligera", ya que aparecen "muchos trozos" superpuestos que "crean dibujos". "Cuando las piezas son de cierto tamaño, en la medida que recorres la escultura se van creando distintas figuras", detalla.

Muchas de sus obras están colocadas en plazas y parques, entre otros lugares. Y es que, según indica, la obra "cambia ser colocada, ya que se introduce en un ambiente urbano o natural". Cuando se sitúan en un entorno natural, el ciclo que pretende imprimir el artista se completa de mejor forma. De alguna forma, al exponerla al aire libre, "la naturaleza termina la obra". La escultura "se moja, se oxida", algo que también puede ocurrir en un ambiente urbano, tal y como admite Iñigo Arregi.