"Mi nombre es John Ford y hago westerns". De ese curioso modo solía presentarse a los desconocidos el responsable de obras tan legendarias como La diligencia o Centauros del desierto. Si la primera mujer que logra en 82 años una estatuilla de Hollywood a la Mejor dirección empleara una fórmula similar probablemente diría: "Me llamo Kathryn Bigelow y hago películas de acción".

Porque ésa ha sido la máxima como cineasta de la artífice de la oscarizada En tierra hostil. Su filmografía breve si se tiene en cuenta que su carrera comenzó hace casi 30 años está salpicada de trabajos trepidantes con un poderoso estilo visual y una violencia a menudo descarnada. Su interesante obra, deudora de la de maestros como Sam Peckinpah, Don Siegel o Sam Fuller, le ha hecho ocupar un lugar único en un campo copado por hombres.

Bigelow, 58 años, nació para el arte como pintora, pero pronto se decantó por la dirección con The Loveless (1982), una cinta sobre moteros codirigida junto a Monty Montgomery que también supuso el debut de un gran actor, Willem Dafoe. Ya en solitario y mucho antes de que se perpetraran sagas fílmicas como Crepúsculo o series como True Blood, la californiana firmó una insólita road movie de vampiros, Near Dark (Los viajeros de la noche, 1987), convertida en un título de culto del cine de terror de los años 80.

Su tercera película, la atractiva Blue Steel (Acero azul, 1989), es la única en la que una mujer la policía asediada por un psicópata que interpretó Jamie Lee Curtis es la protagonista absoluta. Pero fue Point Break (1991), horriblemente rebautizada en España como Le llaman Bodhi (1991), la que convirtió a Bigelow en un nombre a tener en cuenta. Su entonces marido, el realizador James Cameron, fue el productor de esta historia de atracos, surf y adrenalina protagonizada por Keanu Reeves y el fallecido Patrick Swayze.

Se divorciaron en el año del estreno, pero ello no impidió que mantuvieran una buena relación que todavía hoy perdura. De hecho, Cameron escribió para su ex mujer el guión de Strange Days (Días extraños, 1995), una original y apocalíptica cinta futurista con Ralph Fiennes. Pero Bigelow no entró con buen pie en el III Milenio. El thriller psicológico The Weight of Water (El peso del agua, 2000), quizá el más diferente de su trayectoria, compitió en el Zinemaldia donostiarra y obtuvo pésimas críticas, igual que K-19. The Widowmaker (2002), su mayor batacazo comercial pese a tener a Harrison Ford como personaje principal de una historia de submarinos ambientada en la Guerra Fría.

Tras redimirse con su octava y mejor película hasta la fecha, The Hurt Locker (En tierra hostil, 2008), la directora prepara ahora Triple Frontier, un filme de acción, también con guión de Mark Boal, ambientado en la violenta frontera entre Paraguay, Argentina y Brasil. El espectador comprobará de nuevo que no existen obstáculos para Bigelow en lo relativo al género, ya sea éste de tipo sexual o cinematográfico.