Donostia. En el grupo, integrado por una treintena de personas, viajaba Daniel Solé, subdirector general de Museos de la Generalitat, quien participó por la tarde en un encuentro en la Facultad de Filosofía de la UPV sobre los proyectos patrimoniales y museísticos en Cataluña y Euskadi.
¿Existe diferencia en la afluencia de visitantes entre los museos vascos y los catalanes?
Es recurrente el tema de las visitas y de los pocos visitantes que tienen algunos museos. A todo el mundo le gustaría tener más visitantes: el que tiene un millón, dos; el de 20.000 estaría más contento con 50.000. Tampoco puedes pretender tener los mismos visitantes en Barcelona que en Hospitalet de Llobregat, y son dos poblaciones que están separadas por una calle. Depende mucho de dónde estés situado; eso lo tienen muy claro los grandes almacenes. Y nos tenemos que acostumbrar más a hacer ratios. Si dividimos lo que invertimos en el museo A por el número de público y hacemos lo mismo con el museo B igual resulta que el que tiene más visitantes es menos rentable.
¿Han ensayado maneras de atraer al público?
La consecución de públicos es un trabajo de largo recorrido, se pueden hacer acciones de marketing puntuales, o más permanentes en el tiempo, como la creación de amigos de museo, pero eso también tiene límites. La consecución de nuevos públicos empieza en la escuela, donde se forja el público de mañana, con una mejor formación. Si no se tiene presupuesto para actividades es muy difícil conseguir nuevos públicos. En general, el número de visitas en los últimos diez años ha crecido espectacularmente. En el último año los museos con un porcentaje muy alto de turismo han bajado -en Barcelona algunos museos lo han notado- pero no a niveles alarmantes.
¿Ha tenido que cerrar algún museo?
En los museos públicos de Cataluña el presupuesto básico -el que paga el personal y el funcionamiento cotidiano- está pagado por la administración, ninguno se plantea cerrar por falta de recursos. Otra cosa son las colecciones en manos privadas, de las que no poseo ningún dato.
¿Alguna tipología favorece más la supervivencia?
En función de sus vías de financiación. Un museo puede depender más de su restaurante o de si se compra mucho en sus librerías. En general, los museos del arte dependen más del público, porque un alto nivel de financiación se capta con las entradas. Pero la autofinanciación de los museos es una tarea casi imposible. El único ejemplo que conozco es el Museo de Figueres de Dalí, pero que vive no sólo de la venta de entradas, sino también de los derechos de autor. Alcanzar un nivel del 25% de financiación ya es mucho. Pero son rentables por economía de escala y los beneficios que genera a su alrededor: el visitante se queda a comer en el restaurante de al lado del museo y en el hotel de la localidad. Ese es el beneficio que produce; con la entrada del museo no se puede pagar el mantenimiento. Ese es un error que administración y particulares cometen.
Los museos reclaman que se valore menos el número de visitantes y más sus funciones sociales de adquisición, investigación...
Nosotros intentamos que se valore esos factores, pero es difícil. Pero se tienen que valorar. Un museo que recibe un millón de visitantes al año y ninguna visita es escolar igual no está cumpliendo su función social. Y uno de 30.000 visitantes, de los que 25.000 son escolares, igual tiene que pensar que tiene que diversificar su público, que no sea cautivo. El equilibrio es necesario.