Chillida Leku tiene un nuevo invitado, el belga Koen Vanmechelen en su primera exposición individual en España, en la que propone al visitante un inusual recorrido por el museo de Hernani en el que naturaleza, arte, ciencia y arquitectura trazan un complejo lenguaje para hablar de diversidad.
La muestra, presentada este jueves con la asistencia del artista, se inaugura el viernes y estará abierta hasta el 31 de enero de 2026. Enmarcada en la Bienal Internacional de Arquitectura de Euskadi-Mugak, lleva por título 'Limina: Cosmopolitan Chicken Project 30'.
Esculturas de otros artistas, como Miró y Louise Bourgeois, han convivido con la obra de Chillida en las campas del museo tras su reapertura, aunque quizá el mayor contraste con el universo abstracto del creador donostiarra se había producido hasta ahora con "Reaching Out", pieza monumental del británico Thomas J. Price de una joven negra mirando la pantalla de un móvil, que fue obra invitada en 2022.
La gallina cosmopolita
En esta ocasión, el interior y el exterior del viejo caserío acogen figuración y abstracción en un conjunto de obras en la antítesis de la atmósfera chillidiana, como deja bien claro desde el comienzo del itinerario una escultura de 6 metros que representa la pata gigante de un ave, bautizada como 'T-Rex' y que emerge del suelo "como un signo fósil".
Desde hace 25 años, el artista belga desarrolla un "análisis transdisciplinario sobre diversidad e identidad biocultural" a través de su Cosmopolitan Chicken Project, en el que cruza razas de gallinas de diferentes países para crear una gallina cosmopolita que incorpora los genes de todas las razas del planeta.
Edición número 30
Pero la lejanía con Chillida se acorta en la 30 edición de este proyecto. Vanmechelen retoma las mismas cuestiones desde una nueva perspectiva. En esta ocasión, la euskal oiloa -raza autóctona del País Vasco descendiente del gallo rojo selvático- se cruza con la gallina cosmopolita y desencadena "una reflexión sobre la tensión entre lo local y lo global".
"De esta manera, se teje un diálogo entre Chillida y Vanmechelen, con el concepto del límite como protagonista", en un nuevo paso del proceso creativo del artista, que eligió este camino para "construir con biología".
"Ni piedra o acero, sino linajes y huevos. Cada generación, nacida del cruce de dos razas icónicas, encarna historia, geografía y supervivencia. Me recuerdan que la diversidad es el único motor de la continuidad", ha asegurado Vanmechelen.
Durante el paseo por lugares poco transitados del museo, donde la vegetación ha crecido con menor control, el visitante se encontrará con comederos para gallinas que se transforman en puntos sensoriales; con caramelos comestibles, sonidos orgánicos y materiales táctiles, de forma que "se convierte en un animal que interactúa con el espacio olfateando, escuchando y tocando".
El visitante como animal domesticado
A la piedra del caserío se adhiere un gallinero que es necesario atravesar para acceder al interior y situarse como objeto de atención de las gallinas, "como un animal domesticado".
Dentro del edificio, la muestra se organiza en tres actos que narran "una evolución simbólica y biológica de la relación entre las especies y la cultura": Origen, Domesticación y Cruce.
Transformación e intercambio
Pies de la gallina primigenia sobre libros de conocimiento y estructuras metálicas con huevos y lámparas de incubación abordan ideas "como la diversidad cultural como motor para imaginar futuros posibles o la fertilidad no solo en términos biológicos sino como capacidad de transformación e intercambio".
Para los comisarios de la exposición, Jon Garbizu y Victoria Collar, del estudio Garbizu Collar Architecture y Gonzalo Peña Sancho de Kri arquitectura, esta muestra convierte Chillida Leku en un umbral, "no en frontera que separa, sino lugar de tránsito y transformación".
"Lo doméstico y lo salvaje, lo simbólico y lo material, lo humano y lo no humano se cruzan en un espacio que desestabiliza jerarquías y propone nuevas formas de convivencia", sostienen.