Un Mundial histórico para un ciclista de leyenda. Solo Pogacar es capaz de hacer algo así. Atacar a 100 kilómetros de meta y conquistar el oro tras mantener una renta de menos de un minuto solo está a su alcance. Se puede discutir sobre lo idóneo del ataque, pero le ha salido perfecto por su capacidad. No obstante, creo que más allá de la exhibición del esloveno hemos presenciado un Mundial rico en lo táctico. De hecho, Pogacar debe en buena medida su actuación a la colaboración de Tratnik, su compañero de selección, que se había metido en la fuga que tácticamente ha sido decisiva. Todo ha empezado con el movimiento de Castrillo, que ha sido muy bueno, pero ha faltado el siguiente movimiento, el de la continuidad, en algunas selecciones. Ahí se ha gestado todo, en gran medida. Tratnik lo ha leído bien y cuando había cierta duda, porque la ventaja no era amplia, ha ayudado a Pogacar a asentarla y a entrar en el grupo de delante. Eso y la colaboración con Sivakov han hecho que ya fuera inalcanzable. Evenepoel y Van der Poel, a los que Pogacar ha sorprendido porque no esperaban un ataque desde tan lejos, han tenido una opción más adelante, pero en un grupo tan grande es difícil entenderse cuando hay en juego medallas. Con el movimiento de Hirschi, si hubieran ido a bloque, tal vez podrían haberse acercado más. Al final de esa batalla ha sido O’Connor el que ha sacado rédito. Una pena la caída de Pello Bilbao. Creo que vista la carrera podía tener opciones de medalla. El oro se lo ha ganado Pogacar en una exhibición espectacular.
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