donostia - “Ha sido un día perfecto, justo como lo había soñado. Roman Kreuziger ha saltado conmigo en la escapada y ha aplanado el camino para mi victoria. Al ver que había otros escaladores en la fuga, teníamos que hacer la carrera dura”, desgranó Mikel Nieve sobre su triunfo incontestable en Cervinia. Para el leitzarra, la de ayer, era su tercera victoria en el Giro de Italia, que con anterioridad le vio victorioso en 2011 y 2016. De cualquier manera, pocos triunfos con mejor sabor de boca que el de Cervinia. “Es difícil cuál de mis tres victorias en el Giro es la mejor. La primera en Gardeccia fue en un día extremadamente duro, pero hoy, siendo mi cumpleaños, es muy especial”, apuntó. El día de su cumpleaños, Nieve lo celebró por todo lo alto. A más de 2.000 metros de altitud, en la última azotea del Giro, que expira con el reinado de Chris Froome tras el hundimiento de Simon Yates, el líder que más tiempo lo fue, el hombre del que cuidaba Nieve. Por eso, el triunfo tuvo algo de balsámico para el Mitchelton. “Estoy muy contento por mí y por el equipo. Después del día de La Finestre, era importante volver a levantarse y ahora tenemos que estar contentos de lo que hemos conseguido en este Giro”, subrayó Nieve. “Con cinco victorias de etapa y tantos días en la maglia rosa, ha sido un gran Giro de Italia para nosotros, y ahora nos toca disfrutar el día final”, analizó.

Gregario de lujo, Mikel Nieve resolvió como siempre cuando tiene un grado de libertad que le permite pensar en sí mismo. “No tengo a menudo la oportunidad de escaparme, y estoy entusiasmado de volver a vivir la sensación de la victoria”, indicó el de Leitza, que ganó su primera etapa en el Giro en 2011, “y, ahora, después de siete años, ganar de nuevo es muy importante para mí, para demostrarme que sigo con los mejores corredores, y también para el equipo”. - C. Ortuzar