donostia - Un helicóptero sobrevolando el pelotón de favoritos. La tipografía de ASO en pantalla, dando fuste a la retransmisión. Y las cunetas repletas, como si del Tour de Francia se tratara. En la imagen, mientras, lo más importante de todo. Greg Van Avermaet, estrella del ciclismo mundial, tiene la general de Yorkshire en el bolsillo, pero aún tiene que rematar la faena. Y para lograrlo no le queda otra que soldarse a la rueda de un maillot verde del Euskadi Murias. Toca marcar de cerca a Eduard Prades, quien no logra bonificar y debe conformarse con un segundo puesto. Bendito segundo puesto.

No se trata del único momento estelar de la temporada que está completando la escuadra de Jon Odriozola. Pero lo vivido el domingo en la última etapa de la cita británica supone el mejor botón de muestra de lo que está siendo un 2018 sobresaliente. La nota podía ser aún mejor. Pero obtener la matrícula de honor exige una victoria que sigue resistiéndose. No será porque los ciclistas del Euskadi Murias no la han buscado, circunstancia que se ve reflejada en los resultados obtenidos. Poco más de cuatro meses de competición han bastado al equipo para firmar hasta 41 clasificaciones en el top 10, correspondiendo hasta doce de ellas a podios. De poste en poste, el conjunto verde continúa disparando a puerta, con la esperanza de terminar dando en la diana.

al sprint El Euskadi Murias ha dado esta temporada un salto de calidad acorde a la nueva categoría en la que milita, la Continental Profesional, segundo escalón del ciclismo. El ansiado salto, confirmado ahora hace un año, llevó a los responsables del equipo a moverse en el mercado de fichajes para reforzar la plantilla, en número de corredores, en calidad de los mismos y también en variedad de registros. Y precisamente a esto último responden, en gran parte, los puestos de honor que está cosechando el conjunto vasco. Conscientes de dónde podían estar las victorias, los técnicos buscaron ciclistas rápidos para las llegadas en grupo. Y ha funcionado. Eduard Prades (ex del Caja Rural), Enrique Sanz (Raleigh británico) y Jon Aberasturi (llegado desde el Ukyo japonés) han logrado once de los doce podios mencionados. El otro es de Óscar Rodríguez, en la Vuelta al Alentejo.

Si ha habido un punto de la temporada en el que el triunfo ha estado cerca, ese ha sido este pasado fin de semana, el sábado concretamente. Sucedió en la Vuelta a Madrid, en la segunda etapa, cuando en el kilómetro final atacó al pelotón el portugués Domingos Gonçalves. El velocista del Movistar Carlos Barbero cometió un error de cálculo y, con el luso en el punto de mira, lanzó demasiado pronto el sprint, con Enrique Sanz pegado a su rueda. Ya en la recta final y con el ataque de Gonçalves bajo control, el navarro, lanzado hacia la victoria, comenzó a rebasar a Barbero, pero este no conservó la línea y obligó a Sanz a frenar lo suficiente para que el colombiano Soto (Caja Rural) arrebatara el triunfo a ambos.

No sería justo, en cualquier caso, circunscribir el buen papel del Euskadi Murias a lo visto en las volattas. Corredores como Mikel Bizkarra y Gari Bravo han ofrecido un muy buen nivel cuesta arriba, un contexto competitivo en el que siempre es más difícil brillar. Los guipuzcoanos Julen Irizar y Mikel Aristi se han dejado ver en clásicas y llegadas masivas. Y Aritz Bagües, Aitor González y Cyril Barthe han puesto el maillot verde en el escaparate mundial integrando fugas de quilates en las dos carreras del World Tour disputadas hasta la fecha, la Itzulia y la Volta a Catalunya.

felicitación especial La foto de la temporada, por el momento, estuvo en Yorkshire, el pasado viernes. Eduard Prades peleó codo con codo la victoria de etapa a Magnus Cort (Astana) y al citado Van Avermaet, en una carrera organizada por ASO (promotora del Tour de Francia) y que supuso la primera invitación de la entidad al Euskadi Murias. El presidente de la misma, Christian Prudhomme, felicitó personalmente a Jon Odriozola por el rendimiento de sus pupilos, en lo que supuso un paso más hacia el sueño de correr la ronda gala en un futuro. El corto plazo, mientras, exige rematar con victorias el buen trabajo realizado.