donostia. Encasquillado el gatillo cuando solo quedaba la estocada final, en el momento decisivo, las piernas le fallaron a Mark Cavendish. Todo iba rodado. La llegada, perfecta para un sprint limpio, llana, sin ninguna dificultad añadida, era ideal para las condiciones del británico, pura explosividad, puro talento. La perfecta maquinaria de Cavendish, precisión de un reloj suizo, se atoró en el peor instante. Le faltaron fuerzas al del Sky, que no aprovechó el último esfuerzo de Geraint Thomas, su lanzador. Al británico, pero también al resto de los sprinters, les sorprendió Andrea Guardini. Bien colocado a la rueda de Cavendish, el italiano fue el primero que lanzó el sprint. El del Farnese, un equipo de categoría continental profesional que ya suma dos victorias, se mostró enérgico y no fue alcanzado por nadie, ni tan siquiera por el británico, que reaccionó a tiempo por el costado izquierdo pero llegó tarde. No le dieron las fuerzas.

Mark Cavendish, que ha logrado la victoria en tres etapas en el presente Giro de Italia, no pudo quemar la última bala. Se acabó la carrera para él tres jornadas antes del final. Dos etapas de alta montaña y la contrarreloj del domingo en Milán son palabras mayores para el corredor del Sky. No pudo rematar su actuación en la corsa italiana con victoria. Enfadado con sí mismo, lamentó no haber podido ganar con un gesto de rabia nada más cruzar la línea de meta. No pudo reprochar nada a ninguno de sus compañeros de equipo, que realizaron una estupenda labor para llevarle bien posicionado en los últimos kilómetros. Quizá por eso también se lamentó el británico, por no haber podido poner la guinda al pastel.

El enfado y la tristeza de Cavendish contrastaban con la alegría de Andrea Guardini. El italiano se estrenó en una gran vuelta, en su primera, por lo que celebró la victoria por todo lo alto. Reinó los sprints de la Vuelta a Malasia, pero en el Giro no estaba teniendo demasiada fortuna. Sabía lo que era entrar el último a meta, lo ha hecho hasta en tres ocasiones en la presente edición de la prueba italiana, pero no conocía las mieles de la victoria, ayer lo hizo.

la hora de la verdad El pelotón afrontará entre hoy y el domingo las tres últimas etapas del Giro, en las que se disipirán todas las dudas y se conocerá al ganador final de la carrera. Hoy tendrán la primera prueba de fuego, la primera de las dos etapas de montaña que restan. 198 kilómetros entre Treviso y Alpe di Pampeago en los que deberán afrontar cuatro puertos antes de la última ascensión, 7,7 km al 9,8% de media y rampas que llegan al 16% en los últimos 3.000 metros. Sin duda alguna será una etapa rompepiernas en la que el ritmo que imponga el Liquigas en cabeza puede hacer mucho daño a un pelotón que llega muy justo de fuerzas a los tres últimos días de competición.