"LLEVAMOS un mes hablando del Crostis, y ya estoy mentalizado de que lo vamos a pasar", confesó Alberto Contador tras recoger en el podio del Grossglockner la maglia rosa, la rossa (regularidad) y la verde (montaña). El pinteño, junto a Nibali, Millar y Garzelli, integró la delegación del pelotón que el pasado lunes dio el visto bueno a la bajada del puerto más polémico en la historia moderna del ciclismo. Sin embargo, horas después de las palabras del ciclista de Pinto, sobre las 20.30, se supo que el coloso dolomítico no se subirá hoy.

La decisión la adoptó el jurado técnico de la corsa, que preside el belga Thierry Diederen, quizá sensibilizado por la muerte de su compatriota Wouter Weylandt -víctima de la fatalidad y no de la peligrosidad del tramo-, pero, sobre todo, presionado por las quejas de varios de los directores de más peso ante la organización y la Unión Ciclista Internacional. Uno de ellos, Johan Bruyneel: "Lo más sensato es no pasar por ahí".

La medida, lógicamente, molestó al patrón de la carrera, Angelo Zomegnan, que se queda sin su mimada joya, pese a los esfuerzos organizativos por acondicionar la ruta con redes de dos metros de altura, defensas propias de los circuitos de velocidad y asfaltado de los tramos en los que el sterrato presentaba peor estado. "Según los jueces, no hay garantía de proteger el aspecto deportivo de la carrera. Es una decisión, que no comparto, pero no podemos entrar en una guerra contra todo el colectivo", dijo Zomegnan a Efe.

El experiodista italiano había recibido antes varios capotes, como el de Lionel Marie, director del Garmin-Cervélo, que el jueves vio in situ el controvertido descenso, y comprobó "un esfuerzo increíble por acondicionar la bajada", a su juicio, con "un riesgo como cualquier otra".

Más problema presentaba la logística, ya que cada equipo solo podría subir un coche hasta la cima, y el descenso lo haría el director o un mecánico en una moto, con ruedas de repuesto. Asimismo, en la bajada habría varios puestos de asistencia. "Se había hecho un esfuerzo increíble", valoró Mauro Vegni, director de carrera. "Es incomprensible la decisión", sobre todo porque llega a última hora, tras meses de debate.

Zomegnan emplazó "a los aficionados que estaban en el Crostis a que se muevan al Zoncolan para vivir un gran día de ciclismo". Descafeinada la jornada de hoy -anoche aún no se había cerrado la ruta definitiva hasta Ovalo, al pie del Zoncolan-, mañana será el gran tappone: con Giau, Fedaia (Marmolada) y Gardeccia.