Donostia. Con el eco aún de las críticas a los tramos de sterrato -"no nos podemos quejar ahora, porque sabíamos lo que nos esperaba desde hace mucho tiempo", terció ayer Joaquim Rodríguez-, el Giro de Italia afrontará hoy el primero y más liviano de sus siete finales en alto, Montevergine di Mercogliano. Los 17,1 kilómetros al 5% hasta el santuario no decidirán nada, pero "se verá quién va bien y quién no", augura Alberto Contador.
La jornada puede ser eléctrica. Muchos ciclistas tuvieron ayer un traslado al hotel más largo que la etapa de hoy con salida en Maddaloni, de solo 110 kilómetros -la Gipuzkoa Klasika junior, en Zumaia, tuvo 115- y dos puertos. El primero, Serra della Strada, se subirá en el km. 66,1. Tiene 9,5 kilómetros al 5,3% y rampas de hasta el 12%, y su descenso conduce a pie de Montevergine.
Di Luca, señor del santuario Será la cuarta vez que la corsa rosa llega a Montevergine di Mercogliano. La primera fue en la cuarta etapa de 2001, cuando Danilo Di Luca batía a Gilberto Simoni y Stefano Garzelli, que apenas un par de kilómetros antes habían secado a Unai Osa. Dario Frigo se vistió de líder con 12 segundos sobre Abraham Olano. El de Anoeta sería segundo en Milán tras Simoni, con el de Itziar, tercero.
En la séptima etapa de 2004, Damiano Cunego superó a Bradley McGee y Franco Pellizotti, y por primera vez se enfundó la maglia rosa, en un Giro que terminaría ganando tras una guerra fría en el Saeco con su compañero Gilberto Simoni, que ese día quedó a 10 segundos del liderato.
En 2007, esta cima volvió a acoger una cuarta etapa y repitió triunfo Di Luca, que se adelantó a Riccardo Riccò y Cunego. El de Spoltore se vistió de líder con 26 segundos sobre Franco Pellizotti, y llegó de rosa a Milán, aunque por el camino cedió su maillot a Marco Pinotti y Andrea Noe, que a sus 42 años es el más veterano del pelotón de la presente edición. ¡Debutó en 1993!
En las tres ediciones, los favoritos al Giro estuvieron delante, pero las diferencias entre ellos, si las hubo, fueron mínimas. Las rampas de Montevergine di Mercogliano no dan para mucho más: "No es duro, pero se verá quién falla, ya que tras siete días de competición, con las etapas que estamos teniendo de kilometraje tan largo, se puede acusar bastante", opina Contador.
Igor Antón, armado de "moral" tras llegar en el primer grupo en la etapa de sterrato, coincide con el madrileño, porque la subida final de hoy es "tendida". Por su falta de dureza, "quizá no sea la que más se adecúa a mis condiciones", pero espera "estar delante".
El Etna, activo El domingo llegará el primer puerto de entidad. El Etna. Por ahora, "la etapa no corre peligro", aseguró ayer Angelo Zomegnan, patrón del Giro, pese a que durante la madrugada de ayer el volcán escupió lava y ceniza, lo que obligó a cerrar el aeropuerto de Catania, desde el que está previsto el traslado del pelotón hasta Termoli, en la costa adriática.
No obstante, según los expertos, la situación entra dentro de la "normalidad". Por lo tanto, el domingo se prevé que se subirán las dos vertientes del Etna -primero, 18 km. al 6,1% y, camino de la meta, 19,4 km. al 6,2%-, que tendrá "más trascendencia para la general", anticipa Contador sobre la montaña de 3.322 metros de altura, aunque el pelotón alcanzará los 1.892 metros.