La primera parte de la etapa ofrece carreteras rectilíneas y llanas, con excepción de un repecho en el kilómetro 63, en Roccaestrada. Treinta después cambia el decorado y el recorrido se complica con dos puertos de tercera, el primero de ellos el Saragliolo, una subida de seis kilómetros con rampas del diez por ciento de desnivel.

Se trata de un aperitivo, pues más tarde hay que afrontar la Croce di Fighine, que se corona y se desciende por suelo de tierra.

Serán 7,5 kilómetros sin asfalto, y en la subida de tres kilómetros esperan porcentajes de hasta el quince por ciento.

Hasta la meta toca subir y bajar pequeñas cotas. En el km 163 empiezan 2.000 metros de 'sterrato', y en el 166 serán 9,5 km, hasta completar un total de 19 kilómetros sin asfaltar.

A tres kilómetros de meta llegará un sector de 650 metros con muros del 15 por ciento, y finalmente en el último kilómetro la subida ligera del cuatro por ciento conducirá a meta a los aspirantes a la victoria. Jornada propicia para corredores con vocación atacante y potente final.