zumarraga. Joaquim Rodríguez andaba hasta la fecha con una incertidumbre tremenda porque no se reconocía, porque su papel ha cambiado, su condición es otra y asimilarlo exige tiempo y frustraciones. "El equipo (Katusha) quiso cambiar mi forma de correr, centrándonos en el Giro. Yo no estaba de acuerdo porque allá donde vaya me gusta estar en la salsa", relataba ayer. Tuvo que rediseñarse el catalán, aprender a contenerse, reprimir sus sensaciones. La planificación le ha reconvertido y es de sujeta obligación adaptarse a las órdenes superiores. "Estaba cogiendo incluso un poco de miedo, porque no me veía en la lucha y no es mi forma de correr y, claro, eso preocupa", desentrañaba.
Por eso, ayer, en Zumarraga, en la primera etapa de la Vuelta al País Vasco, Purito quiso volver a sentirse importante, quiso "probar". Sin coartada, desatado, como tanto le apasiona. "Tenía ganas, porque no me veía para ganar después de este año tan desastroso que llevo", confesó. Y es que el jefe de filas advirtió: "Si entraba en cabeza en la rampa dura iba a probarlo para verme corredor, disputando". Era prioridad, cuestión mental, psicología del éxito, "lo necesitaba".
Entonces, Joaquim, hombre de palabra, cumplió, a pesar de reconocer que marró en el planteamiento final, el del sprint. "Sabía que la entrada en la última curva era determinante, aunque quizás me he equivocado, porque iba con el 12, iba muy bien, me he alucinado, he bajado al 11 y terminado sufriendo los últimos 50 metros. Se me ha hecho largo. Si hubiera seguido con el 12 igual no hubiera sido tan ajustado", repasaba. No obstante, el del Katusha no era consciente de su victoria hasta que se ha informado. "Le he preguntado a Samu (Sánchez) y me ha dicho: Qué va, qué va, no te he pasado", revelaba. Purito no barajaba un final tan multitudinario. "Creía que el grupo llegaría bastante más roto, de uno en uno, porque llegando fuerte a la última cota y en una bajada de dos kilómetros en la que te juegas el tipo era imposible que te recortaran".
Quedan ahora por delante cinco jornadas y para Joaquim, "llevar el maillot de líder es algo simbólico teniendo en cuenta los cuatro que hemos llegado juntos al final, porque cualquiera de nosotros podría haberse vestido de amarillo, aunque seguramente aparezca alguno más, como Franck Schleck. Me ha parecido extraño que no estuviera con nosotros". El objetivo del catalán y de los suyos, por tanto, es "intentar mantener el maillot y no solo eso. Si mañana -por hoy- me vuelvo a encontrar bien, lo intentaré", pues, según anunció a los cuatro vientos, alejado del conservadurismo, "buscaremos casi más luchar por ganar etapas que por mantener el liderato". Su cabeza ya está liberada.