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En Francia acusan a Contador de transfusión

Mientras la UCI y la AMa guardan silencio, Alemania y la prensa gala atacan al pinteño El propio tricampeón del Tour compró otra pieza de carne en el establecimiento de Irun para su análisis

En Francia acusan a Contador de transfusiónFoto: efe

donostia. "Es mejor que no diga nada", dijo ayer Pat McQuaid, presidente de la UCI, lo cual dice mucho.

No habla McQuaid. No habla la Agencia Mundial Antidopaje. Ni la Estatal. Remiten todos, el silencio hijo del secretismo, la incertidumbre, la angustia, el enredo, la inconcreción, a la investigación científica -así de inconcreto- con la que desde Alemania se trata de esclarecer el extraño caso del solomillo engordado con clembuterol que mantiene a Contador suspendido temporalmente y bajo sospecha desde el 24 de agosto, al ciclismo en vilo y al aficionado asqueado de ver tanta chapuza.

Ayer se supo que el propio corredor, encomendado al experto holandés Douwe de Boer, volvió a la carnicería de Irun para comprar otro solomillo, analizarlo y buscar restos de clembuterol sin el éxito esperado y liberador, ¡eureka!, aquí está la prueba, que atribuye Contador a que ni todas las carnes tienen la misma procedencia ni todos los laboratorios, más bien ninguno, se acercan el nivel de excelencia de los únicos cuatro de la AMA, entre ellos el de Colonia, que son capaces de detectar hasta el infinitésimo resto de clembuterol en la orina, lo que sugiere una profusa reflexión sobre la razón que lleva a dar más relevancia a atrapar a los deportistas fraudulentos que a preservar la salud del pueblo.

También se habló ayer de que las autoridades competentes, sean éstas cuales sean, indagan la autenticidad de la coartada del pinteño, su única defensa y verdad sustentada en una pieza de solomillo que no puede testificar, pues fue víctima inocente del hambre de los ciclistas del Astana, pero que los especialistas, consultados todos los de España, veterinarios, expertos en alimentación, médicos deportivos, todos, o casi, dan credibilidad a la versión del solomillo contaminado, lo que, por otra parte, saca de sus casillas a los indignados ganaderos y al sector de la carne de vacuno, que protestan ultrajados y obligan a recular a Contador, "no quiero dañar el sistema alimenticio español porque la carne se ha comprado en España pero por el momento no sabemos su procedencia". Una trama que recuerda a las mejores viñetas de Mortadelo y Filemón, aunque el asunto sea, sin duda, algo serio.

Más serio, y problemático para Contador, es también el hallazgo que el diario parisino L"Equipe, que ayer llevaba a portada un Contador a la brasa incendiario -no más que el del rotativo alemán The Bild: "Era obvio"-, otorgaba al mismo laboratorio de Colonia, que además de clembuterol, habría hallado en la orina del corredor restos de un componente plástico presente en las bolsas de sangre que se utilizan para conservar la sangre que luego se utiliza para realizar las transfusiones sanguíneas. A Contador le preguntaron ayer sobre esa nueva acusación, que no cuenta con oficialidad, lo que la sitúa en grado de rumor, y respondió extensísimo que debe haber muestras de su sangre y de su orina repartidas por todo el mundo y que están disponibles para que se analicen las veces que sean necesarias. Que, más aún, les pide a los responsables de todo esto que lo hagan, "por favor". Que si lo hacen y no están conformes con lo que sale, las lleven a otros laboratorios y las vuelvan a analizar. Y que si así tampoco se quedan conformes, que las congelen y esperan unos años a que los métodos estén más perfeccionados y sean fiables.

Hablaba, quizás, Contador del método para detectar restos de los plastificantes -2-éthylhexyl, concretamente, la sustancia que asegura L"Equipe se encontró en la muestra tomada al ciclista en el Tour, el 21 de julio-, que se acumulan en la sangre cuando se almacena en bolsas para una transfusión posterior y que, por tanto, pasan al cuerpo del receptor. Ocurre que durante cierto tiempo, aproximadamente 48 horas, el organismo de esa persona tiene un exceso de plastificantes que no se fundamenta en otra explicación que no sea la de una exposición aguda de ese tipo. Y hablaba, quizás también, Contador, de que esa metodología no está homologada por la AMA, síntoma de que sus resultados no se ajustan a la exactitud que exige la acusación. Tampoco el pasaporte del chico de Pinto, "a veces caótico", califica el diario parisino, no ha dado señales que indiquen una conducta sospechosa, pese a que ha sido estudiado minuciosamente. Aunque recuerda L"Equipe que hay una corriente basada en la opinión de algunos expertos que asegura que una transfusión de sangre propia mínima, de menos de 400 mililitros, no deja huellas de cambios de parámetros en el pasaporte biológico. Sobre ello, la UCI y la AMA no dijeron nada ayer, lo que no ayuda en nada, alimenta la rumorología, caballo endiablado. Se limitaron a remitir a la investigación, que sigue su curso.