La Mongie (Tourmalet). David ganó en 1999, en St Flour y Pau, en las dos primeras ocasiones que le brindó el Tour. No atinó en las siguientes. Laiseka paralizó Euskadi con su gesta en Luz Ardiden, cuando dos días antes creyó "haber perdido la oportunidad de mi vida". Como un aficionado más, llegaron al Tourmalet en moto. Tras varias horas de travesía a pie entre la niebla, desempolvan su libro de recuerdos.
¿Cómo se viven los Pirineos al otro lado de la valla?
Roberto Laiseka: Es diferente. Lo que veo es menos vascos en los Pirineos. No sé si es porque el ciclismo está bajando…
David Etxebarria: Cuando Roberto ganó era fin de semana y se juntó más gente. Ahora es entre semana.
R.L.: Otros años ha sido entre semana y había más gente.
Quizá influye también que Samuel es asturiano.
D.E.: No es lo mismo. Está en el equipo de casa, pero no es lo mismo. El boom vasco, aparte de por Miguel (Indurain) y lo de Roberto, lo motivó Iban (Mayo), que ya no está en el ciclismo. Con Iban se vio la posibilidad de ganar un Tour, lo que acercó más gente. Miguel nos querrá convencer de que es vasco, pero Samuel es asturiano y está orgulloso de serlo como nosotros de ser vascos.
R.L.: Este año hay muy pocos vascos, y no están para tirar cohetes. Los naranjas andan bastante poco, el equipo hace aguas por todos los lados, menos Samuel. Garate está en su trabajo, y Mayoz o Pérez Arrieta han estado a las escapadas, pero no llenan tanto a la afición. Pero creo que es más que el Tour ha perdido. La misma caravana antes era mucho mayor. Y se están perdiendo patrocinadores: Milram desaparece, Caisse d"Epargne lo deja…
Estábamos acostumbrados a Indurain, Olano, Beloki, Galdeano, ustedes, los Osa, Astarloa…
D.E.: Fueron años muy buenos. En Euskadi había 30 ciclistas del top 100; ahora no hay ni diez. Es lo que hay. En amateurs, antes tenías veinte de gran nivel y ahora tienes seis o siete, poniendo nombres que antes tendrían dificultades para pasar. Ahora están Garate o Egoi, que han pasado de los 30 años. ¿Pero jóvenes? Está Beñat (Intxausti), que me extraña que no esté aquí, porque ilusiona a la gente y aprendería en el Tour, en el que está llamado a ser protagonista. Txurruka podría haberlo hecho bien. Como dice Roberto, falta recambio en las casas patrocinadoras y en las generaciones pasadas.
¿Recuerdan estos días sus anécdotas como ciclistas?
R.L.: Pirineos siempre es bonito, aunque sólo corrí tres veces el Tour. Me acuerdo también de venir de pequeño, con Hinault, con Lemond… Era otro ciclismo. Ahora vienen los vascos vestidos de naranja y parece que hay más, pero la afición vasca siempre ha venido al Tour. De pequeño, salían tres o cuatro autobuses de la SC Bilbaina. Eso se ha perdido. Sobre todo, en Gipuzkoa, que está más cerca de los Pirineos y no viene tanto.
D.E.: Ahora recuerdas mil anécdotas. Ayer le comenté a Rober, que estamos aquí y yo gané esta misma etapa (la de Pau). Entonces ni te das cuenta, y ahora ves corredores que te parece que suben la leche, y te parece increíble que nosotros ganáramos. Y de carrera hay mil anécdotas, como el día que ganó Roberto en Luz Ardiden. De salida, íbamos los dos últimos, y él me decía que llevaba unas piernas increíbles y yo le echaba la bronca porque había una fuga de veinte y le dije que si llevara buenas piernas iría delante. Resulta que luego ganó y yo en la grupeta pensaba: serás cabrón.
No esperaba ganar…
R.L.: ¡La verdad que no! Recuerdo que íbamos saliendo de Tarbes, subiendo una tachuela también con López de Muniain, y les decía jo, no os podéis imaginar las piernas que llevo, y me decían que iban veinte por delante… Unos días antes, en Ax les Thermes, hice segundo tras Cárdenas. Pensaba cogerle, pero en el kilómetro final había una bajadita y creí que se me había escapado la oportunidad de mi vida. Dos días después, en cambio, se me volvió a presentar. Otros, como Landaluze, la tuvieron a huevo con Simeón y…
D.E.: El Tour es lo que tiene: se te presentan dos o tres oportunidades y como no caces una… Por ejemplo, Samu el día que le ganó Schleck. Cometió un error táctico, que alguien de su categoría no lo puede cometer, pero el director por el auricular debía haberlo visto. Tiene cualidades para ganar tres o cuatro etapas, pero igual no gana nunca una.
R.L.: Y si hace podio, fenomenal; pero si hace cuarto, dentro de un año nadie se acordará de lo que ha andado. Pero si gana una etapa y hace cuarto, eso no se olvida. Beloki siempre dice que él hizo tres podios, pero tiene la pena de no haber ganado una etapa en el Tour. No es lo mismo ir a disputar el triunfo como Beloki y luego hacer podio, que ir a hacer octavo e igual acabar en el podio. El mérito, desde fuera, es diferente.
D.E.: Mira Wiggins, todo el año pensando en que va a estar en el podio, y no va.
David, ¿uno aún recuerda las ocasiones perdidas ante Ivanov o Millar?
R.L.: La de Millar, no; pero la de Ivanov…
D.E.: La de Millar, no, porque me arrancó en los morros y se me fue bien. La de Ivanov sí, porque lo hizo perfecto: él sabía que yo era el más fuerte y en una bajada aprovechó que yo iba bebiendo para arrancar; cometí un error y qué le vas a hacer. También recuerdo que en la Vuelta hice tres veces segundo y nunca gané. Siempre me ganó un corredor que piensas que le podías haber ganado. Otras veces se alinea todo de tu parte y ganas dos etapas el mismo Tour.
¿En aquella ocasión, con 25-26 años, pensó que era fácil ganar en el Tour?
D.E.: Sabes que es difícil, pero sí piensas que si lo has hecho una vez, lo puedes repetir estando bien. Pero pasan los años, estás bien, y no ganas. Entonces valoras que lo difícil es ganar y que hay que saber disfrutar esos momentos. Porque estás en la burbuja del ciclismo, acaba el Tour, y ya piensas en la Vuelta, y acaba la Vuelta, y piensas en el año siguiente. Y no te das cuenta de que no disfrutas de algo que mucha gente no lo puede hacer.
Cuando Roberto hizo segundo en Ax les Thermes, David fue quinto…
D.E.: Recuerdo que íbamos escapados Bettini, Cárdenas, O"Grady y otro más. Llegamos al último puerto, yo iba justo, pero sabía que Roberto venía con el grupo de Armstrong. Intenté llegar lo más arriba posible, me cogió Roberto, tiré de él un kilómetro a tope y me abrí. Recuerdo que después fui mirando para atrás, Ullrich venía a bloque y vi su cara de sufrimiento, pero Armstrong me guiñó el ojo, arrancó y en 500 metros le metió 30 segundos. Fue algo sobrenatural.
R.L.: David no se puso a tirar al 100% porque si no yo habría ganado (se ríen).
David tampoco iría tan justo, porque hizo quinto…
R.L.: ¡Por eso, por eso! Carcajada.
Ambos brillaron en los Pirineos más que en los Alpes. ¿Tanto motiva la afición o son meras circunstancias?
R.L.: Son circunstancias. Recuerdo cuando ganó Mayo en Alpe d"Huez, que Astarloza se quedó en el Galibier, pero atacó bajando y yo estuve a punto de seguirle. A Astarloza se le cogió a 7-8 kilómetros de la cima y yo llegué justo en el grupo detrás de Mayo, por lo que si me llego a haber ido con Astarloza, igual gano aquel día, aunque Mayo dio una exhibición. Los Alpes son para gente de más potencia.
D.E.: Una cosa es querer y otra poder. Euskaltel este año ha querido pero si no tienes piernas, por mucho que te empuje todo Euskadi…
R.L.: Se ve que no tienen las piernas de otros años.
Les voy a provocar… A ver, la etapa de Spa, ¿se para o no?
D.E.: Opinamos diferente. Si la caída de Stockeu la provoca una moto que se cae y tira a los corredores, ahí hay que pararse. Pero si la caída no es más que porque hay aceite, pero hay otros con la suerte o pericia de no caerse, ahí hay que seguir. Ahora tendríamos un Euskaltel de amarillo, pero aquel día no sé a qué jugaron Cervélo (Sastre), Caisse d"Epargne (Luis León) y Euskaltel (Samuel). Los tres llevaban un corredor para disputar el Tour, y perdieron una oportunidad.
R.L.: Si se caen 90 corredores, es que la carretera no estaba en condiciones. Y aunque la carrera estaba lanzada, me parece bien que se pare. En el pavés es diferente, porque sabes que puede haber caídas y cada uno va como puede.
D.E.: En el problema con el cambio de Schleck, también opinamos diferente. Para mí, si a Schleck se le sale la cadena, que cambie mejor o cambie de mecánico. Fue un error suyo.
R.L.: Para mi no fue ético el ataque de Contador. Si Menchov y Samuel van para adelante, tiene que ir con ellos. Pero se movió él y, aunque dijo que no le vio a Schleck, sí que le vio.
D.E.: Se equivocó cuando dijo que no le vio. Debió ser sincero y decir que atacó porque Schleck cometió un error. Además, Andy ahora mismo pierde el podio si no saca más tiempo a Samuel y Menchov.
R.L.: Necesita un minuto más, o en la crono le pasan los dos. Con el día que jugó al mus con Contador y el del cambio, ha perdido un tiempo que le puede costar el podio.
Vamos, que Contador gana el Tour.
D.E.: Seguro. Antes igual había dudas, pero con el amarillo se crece y en la crono le mete dos minutos a Schleck. Los dos pensamos que el Tour habría sido diferente con Frank Schleck, porque las subidas habrían sido diferentes, porque ha habido momentos que se han quedado los dos solos y se paraban. Pero con Frank a bloque para que arrancara luego Andy, no sabemos cómo habría respondido Contador.
R.L.: Saxo Bank no tiene a nadie para arriba, y el Astana, que se decía que era un equipo flojo, tiene a Vinokourov, Navarro y Tiralongo. Los tres han hecho lo que han querido. Sólo les queda la etapa de mañana.
Donde atacará Schleck.
D.E.: Pero lo tiene que hacer desde abajo. Aunque se vaya con Contador, ya no parará, porque su enemigo no es Contador, sino los que van por detrás. Ya no buscará ni la etapa, sino el podio.
R.L.: Contador querrá ganar la etapa, porque aún no ha ganado.
Volviendo a Spa, en su día, David, la Once atacó cuando Zulle se cayó en el paso de Gois.
D.E.: Aquel día se sabía que la entrada era complicada y la organización lo hizo perfecto al poner una prima de 700.000 pesetas de entonces para el que saliera del tramo primero. Se cayó Alex, y Once y US Postal nos pasamos 90 kilómetros tirando a bloque. Durante 80 kilómetros fuimos a un minuto, y en meta fueron seis; ¿alguien se acuerda de que Alex pudo haber ganado aquel Tour?