"Sabía que sacar provecho de la escapada sería dificil"
Lance Armstrong no le pierde la cara a la carrera y buscó la victoria de etapa ayer
PAU. Armstrong está sufriendo en este Tour el ocaso que a otros grandes del deporte les tocó vivir. Sufrieron Anquetil, Merckx, Hinault, Indurain. El heptacampeón del Tour, sin embargo, no llegó a saborear la derrota cuando se retiró del ciclismo ganando el Tour en 2005. Por la puerta grande. Salió a tiempo de sentir como su cuerpo no respondía como antes, que los mejores tiempos ya pasaron y que toca hacerse a un lado para dar paso a nuevas generaciones. Lo está descubriendo este año.
Comenzó su participación en el Tour de manera inmejorable, con una gran actuación en el prólogo de Rotterdam. Pero el texano se ha ido diluyendo con el paso de los días. Caídas, cortes y lesiones. Le está tocando sufrir todo lo que no vivió en sus años de campeón. Todo lo que no sufrió Caídas aparte, el americano ya no es el mismo. Su carácter tampoco. Armstrong muestra su lado más amable con lo periodistas, otrora sus principales enemigos. No está para seguir a Contador y a Schleck. Él disputa otro Tour, el que corrían sus rivales, cuando era el verdugo. Ahora se ha convertido en la víctima. "Es una situación nueva para mí. Puedo escalar los puertos con calma, mirar a mi alrededor, hablar con los espectadores y pasar un buen momento", dice irreconocible el líder del RadioShack.
No es el mismo, pero vive de su mejor aliado. Su mente, inquebrantable. Como firme es su convicción de finalizar el Tour. Él, que sabe lo que es vencer a la muerte, no se rinde. Y no lo hace, pese a que corre lastrado por un fuerte golpe en la espalda y soporta las críticas de esa parte de la prensa que le invita al abandone en la ronda gala. "Yo no soy de los que abandonan y tampoco lo haré ahora", señaló el estadounidense en Ax-3 Domaines, después de concluir a más de 11 minutos del vencedor. Es su último Tour y lo quiere acabar. Y si es posible con un etapa. Un buen colofón. Una buena retirada.
Lo tenía claro y lo intentó ayer, en la terrible jornada pirenaica en la que se ascendían el Peyresourde, el Aspin, el Tourmalet y el Aubisque. Y tras la paliza, otros 60 kilómetros llanos hasta Pau. Mostró sus intenciones a balón parado, en el Col de Peyresourde. "Salí muy rápido al inicio de la etapa, pero me encontré con gente muy combativa y serios aspirantes a la victoria de etapa". Un tipo precavido el nuevo Armstrong, que era consciente de sus opciones. "Sabía que sacar provecho de la escapada iba a ser muy difícil".
En la subida al Aubisque fue el primero en abrir las hostilidades entre los componentes de la fuga. Pudo salirle cara la jugada, ya que Barredo contraatacó. El americano superó el mal trago y coronó el coloso junto a Cunego, Fedrigo, Barredo y Plaza. Tras el largo descenso contó con la ayuda de Horner, que tiró del carro en busca de Barredo. Pero no pudo ser. El texano fue sexto en el sprint de Pau. "Era difícil ganar ante serios aspirantes a la victoria", explicó en meta. "Quiero agradecer al público que me apoya, son muy amables y aprecio su reacción al verme en la escapada, luchando". concluyó el nuevo Armstrong. Un tipo amable.