SOSTIENE Jorge Nagore la pesimista teoría de que su libro No querían ganar no es ni siquiera para forofos del ciclismo, sino para auténticos obsesos de este deporte, esos tipos, que los hay (por ejemplo, el propio Nagore), capaces de narrar de memoria anécdotas o hazañas de ciclistas como Thierry Claveyrolat, Pascal Simon o Djamolidine Abdoujaparov.
Pero, tras haberlo leído -más bien, devorado- le vamos a quitar la razón, porque esta minuciosa crónica del Tour"83 -y, no menos interesante, las continuas digresiones para explicar cómo es la Grande Boucle por dentro- enganchará fácilmente a cualquier amante del buen deporte bien contado, incluso a los que debemos mirar en google cada vez que tenemos que escribir el año en el que ganó Perico el Tour.
Juan Pedro Bator, director de Saga editorial, consiguió (no sin esfuerzo) que Jorge Nagore -colaborador de NOTICIAS DE GIPUZKOA y autor de varios libros de temática deportiva- accediera a presentar su libro en Navarra, y así lo hizo el pasado jueves, en la librería Auzolan de Pamplona, con el periodista Tito Irazusta como presentador.
El lector de este artículo se preguntará por qué Nagore ha ido a elegir el Tour"83 y no, por citar algunos obvios, los que ganaron Bahamontes, Ocaña o Delgado o el primero o el quinto y último de Induráin.
Pero la elección tiene su lógica múltiple. En primer lugar, y así lo atestigua el subtítulo de la obra -Crónica de las primeras pedaladas de la modernidad: el Tour de 1983-, se trata de una edición que marca un cambio en la ronda francesa. Aunque Bernard Hinault aún regresaría en 1985 a entonar su canto del cisne, el Tour"83 es la puesta de largo de una nueva generación de ciclistas, encabezada por Fignon y Delgado.
Una Decisión clave
El primer Tour de Reynolds
En segundo lugar, el Tour de 1983 es aquel en el que el Reynolds de José Miguel Echávarri y Eusebio Unzue tomó una decisión que cambió la historia del ciclismo español. Después de unos años en los que ningún equipo quería acudir, para no pasarlo mal y/o no hacer el ridículo, Echávarri se mostró rotundo: "Hay que ir al Tour para aprender".
No faltó, por supuesto, quien le acusó de estar loco y de llevar a sus corredores al potro de tortura, pero el Reynolds tuvo claro desde el principio que ésa era la única manera de poder brillar de verdad en el ciclismo profesional.
Y, como otro motivo al hilo de esta decisión, el Tour"83 se convierte en el primero retransmitido en directo en España, con tal éxito de audiencias (cierto es que al haber sólo una tele con dos cadenas, la competencia era nula) que nunca se ha faltado a la cita.
Las lecciones de aprendizaje en el Tour fueron, por supuesto, duras. Especialmente dos: la contrarreloj por equipos y esa otra etapa, también en la primera semana (tradicional en el Tour de entonces), que metía al pelotón por el pavés del norte. Dos jornadas para grandes rodadores, ciclistas de fémur largo o, como les llaman los escaladores, culos gordos. Justo lo contrario de lo que el Reynolds dominaba, que era la alta montaña. Y, así, Arroyo se fue por los suelos en el pavés. Y, así, el equipo se dejó 6 minutos (aunque a la general sólo fueron 3) en la crono por equipos, por lo que Arroyo llegaría a la montaña con una desventaja de 6 minutos y Delgado con una de 13.
Y... el resto se puede leer en No querían ganar, porque Jorge Nagore consigue mantener la misma intriga que vive un aficionado al ciclismo que sigue un Tour, en especial uno tan intenso como el de 1983, ya que la ausencia de Bernard Hinault por lesión permitió que hubiera muchas alternativas en la general.
Ciclismo de otro tiempo en el que el ganador no estaba claro tras la primera etapa de montaña -el gran defecto del Tour actual-, porque las sorpresas continuas no sólo eran posibles, sino probables. Una época que, evocada en estos tiempos de escándalos continuos de dopaje, te reconcilia con un gran deporte.
No querían ganar es uno de los cuatro libros con los que Saga editorial ha iniciado la colección Híbridos sobre deporte. Los otros son El tercer tiempo, de Albert Turró, sobre rugby; Bajo los cielos de Asia, del malogrado montañero navarro Iñaki Ochoa de Olza; y Scunthorpe, hasta la muerte, de Iñigo Gurruchaga, sobre fútbol.