El Watergate fue un caso de abuso de poder con pruebas directas (grabaciones, testimonios jurados y obstrucción de justicia) que erosionó la confianza pública y forzaron la dimisión de Nixon en 1974. La “Garganta Profunda” original (Mark Felt, del FBI) fue un insider anónimo que filtró pruebas irrefutables, pero a día de hoy no hay indicios de un whistleblower similar con evidencia que supere estos correos y Trump reacciona con negación y contraataques (como llamar hoax a todo), y su base lo ve como víctima de “caza de brujas”. Sin embargo, la nueva representante demócrata Adelita Grijalva firmó una petición el 12 de noviembre alcanzando 218 firmas para forzar una votación en la Cámara sobre la liberación total de archivos Epstein del DOJ. El presidente de la Cámara, Mike Johnson (republicano), confirmó la votación, pero Trump y líderes GOP se resisten, alegando “seguridad nacional”. Pero si salen más correos o testimonios (como los de Maxwell, condenada a 20 años), podría dañar políticamente a Trump, especialmente con el midterm de 2026 en el horizonte.
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