Nunca pudieron imaginar eso. El mundo se les vino encima a sus noventa y cuatro años, tras comprobar, al llegar a su casa, que la cerradura estaba cambiada y no podíamos entrar. “Un vecino me alertó y dijo que habían entrado okupas a mi vivienda”.

Al otro lado de la puerta, los okupas pareja, les insultaban, amenazando con denuncias... cuando les escuchan pedir que abran la puerta. El drama es mayor cuando las circunstancias por ingreso en el Hospital Donostia Psiquiatría de la esposa, acuden al centro hospitalario, “ella no es consciente de la enfermedad” y regresan a la vivienda en la Avenida de Madrid 9, 5°D escalera derecha de Donostia.

El individuo, posteriormente, ha instalado una alarma, mirilla y grabadora en la puerta y en las ocasiones que el anciano dueño ha intentado entrar en razón, le han denunciado. Con las escrituras bajo el brazo para poder defenderse y aclarar la propiedad de la vivienda de la que ha sido allanada. Sin poder recoger ropas de ambos, documentación... etc.; los individuos okupas continúan usurpando la salud de la familia, angustiados y temblorosos... No entienden cómo “las leyes favorecen a quien delinque”.